|
LOST IN VERSALLES. Sofia Coppola no le teme a los tópicos. Por eso en sus películas se cumple el dicho de que una imagen vale más que mil palabras. En su nuevo filme, la hija de Francis Ford radicaliza los planteamientos de sus anteriores ficciones: su María Antonieta es pura escenografía, tramoya puesta al descubierto, y sin embargo en el celuloide queda un poso de melancolía similar al que dejaban en el espectador las vírgenes suicidas de la cinta homónima o las andanzas japonesas de Bill Murray y Scarlett Johansson en Lost in Translation. Sofia Coppola, ya lo hemos dicho, confía en la capacidad expresiva de las imágenes, y eso le permite convertir los ornamentos de la historia en iconos posmodernos: los jardines de Versalles, la sonrisa de Kirsten Dunst o el inventario de ritos cortesanos al que asistimos no son la decoración del relato, sino el propio relato.
Este proceso metonímico libera a su María Antonieta de las servidumbres de las películas de época, donde las ilustraciones históricas acaban por apropiarse de la narración. En cambio, el filme de Coppola puede interpretarse como un artefacto autónomo, más cercano a la nota al pie que al discurso. Ni biografía fiel ni retablo de la historia, lo que queda es acaso una esquirla de intrahistoria, tan fragmentaria como las escenas triviales que jalonan el celuloide. Sí, Sofia Coppola cree en la sintaxis de lo visual, lo que equivale a decir en el poder de la fabulación. Por eso lo de menos es que María Antonieta acompase su ritmo vital a la música de los Strokes. Lo de más es que María Antonieta es una excelente película donde se pone de relieve uno de los privilegios del séptimo arte: transformar la Historia colectiva en historia privada. Los que acusan de inanidad argumental a la cinta de Coppola deberían saber que el pasado no siempre es lineal y que a veces la forma puede ser una exacta metáfora del fondo.
[Versión para imprimir]
[Enviar]
Publicado el lunes, 22 de enero de 2007, a las 17 horas y 51 minutos
[1] Barbie en Versailles. La verdad es que no coincido con vos. Me parece que detrás de todo el despliegue visual, tan perfecto, tan cool que hay en esta película, se esconde la incapacidad de esta directora para contar historias. Es un video clip de 2 horas. Música, buena fotografía... casi un aviso publicitario de Ladurée. Entiendo perfectamente y estoy de acuerdo con eso de que "el pasado no siempre es lineal"... pero eso no tiene nada que ver con "María Antonieta". O en todo caso, es lo que Sofia quiso venderle al público.
Me quedo con una frase del crítico Hernán Ferreirós: "Para hacer películas, Coppola se conforma con mirarse a sí misma. Su problema es que lo más interesante que había allí, ya lo usó en su película anterior".
Un abrazo,
Susana
[2] La podrida opinión. Hola, Susana: Interesante blog. Aunque discrepemos sobre el valor de algunas películas, y en la severidad de nuestros juicios, comparto tu idea de que la originalidad de la Coppola no es tanta como dicen (como bien apuntas, Derek Jarman y Baz Luhrmann hicieron cosas similares), y de que Woody Allen amenaza desde hace tiempo con intoxicarse por inhalación de sus propios gags.
Un abrazo.
Comentado por
Betaville | 08/2/2007 19:57
|