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CAMINO DE PERDICIÓN. Aunque Samaritan Girl es anterior a Hierro 3, los designios de la distribución cinematográfica han querido invertir el orden del estreno de ambas películas. Y esta alteración cronológica se revela llena de sentido, pues permite insertar un nuevo eslabón dentro de la ya extensa filmografía del coreano Kim Ki-Duk. No obstante, si bien Samaritan Girl comparte los principales rasgos de la impronta «made in» Ki-Duk —trascendencia espiritual, simbología religiosa, hondo telurismo, contraposición aparente entre violencia urbana y bucolismo rural—, la combinación de estos mimbres no alcanza ahora la delicada armonía compositiva de Hierro 3. De hecho, el principal inconveniente de Samaritan Girl es que, pese a su extraordinaria belleza formal, se trata de un filme francamente desequilibrado.
En esta película conviven al menos dos líneas argumentales, la que gira en torno a la presencia metafórica de la prostituta Vasumitra y la que remite a las conflictivas relaciones paterno-filiales entre un policía y su hija. El problema reside en que, aunque Ki-Duk se esfuerza por unir ambas vetas temáticas, los costurones resultan demasiado visibles. A pesar de que el filme funciona a la perfección en bloques exentos, su compacidad se resiente a lo largo de un itinerario demasiado errático, donde resulta difícil reconocer a los personajes cuando cambian de ambiente o cuando se diluye la anécdota inicial que da pie a la película. Ki-Duk busca el equilibrio entre los dos cauces que nutren su filme a través de la recurrencia a un entramado alegórico, que bebe tanto de las fuentes evangélicas a las que alude el título como de cierto ascetismo budista. Con todo, este nexo se revela excesivamente tenue, al menos para el espectador occidental, que no sabe qué significado debe otorgarles a las piedras que una y otra vez entorpecen el camino de los protagonistas o a las imágenes acuáticas a las que tan acostumbrados nos tiene Ki-Duk.
Sin embargo, el hecho de que Samaritan Girl no sea una película redonda no significa que suponga un obstáculo para apreciar la evolución del realizador. Teniendo en cuenta su fecha de producción, el filme que nos ocupa permite completar las huellas que conectan Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera y Hierro 3. De la primera toma prestada la tonalidad de fábula moral y la relevante función que desempeña el destino en la vida de los personajes. A su vez, anticipa algunos aspectos de la segunda, como la atmósfera urbana contemporánea, los esporádicos estallidos de violencia y un vago onirismo que impregna el celuloide. Lástima que en ocasiones la truculencia venza a la contención y que la introducción de los elementos fantásticos resulte un tanto forzada (la pesadilla de la protagonista mientras duerme en el coche de su padre). Pero que nadie se equivoque. Aun teniendo en cuenta los múltiples altibajos del filme, probablemente Samaritan Girl sea la mejor opción que el espectador pueda encontrar en la cartelera. A menos, claro está, que aún no haya visto Hierro 3.
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Publicado el lunes, 18 de abril de 2005, a las 16 horas y 34 minutos
[1] Habrá que verla. Después de ver hierro 3, no queda más que ver esta otra a ver que tal. Buscaremos el hueco para visionarla.
Comentado por
David Gil | 20/4/2005 13:32
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