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CORRIENDO. Me acabo de comprar una deportivas que son una pasada, pero tienen dos problemas que no vienen especificados ni explicados en la caja:
1º No llevan unos pesos anclados y candados a la suela para evitar huidas anunciadas.
Concretando: No está del todo comprobado que con tantos sistemas como llevan, cámaras, membranas y los últimos adelantos en la materia aerodinámica, no sólo no echen a andar solas, sino que cojan las de Villadiego, y luego cambien de pueblo, y si te he visto no me acuerdo.
2º No avisan del peligro de utilizarlas con alas.
Advirtiendo: Si usted mujer, utiliza para el control y absorción de sus perdidas mensuales de glóbulos y plaquetas, compresas con dispositivos tales como aletas, alerones o alas. Sea consciente de que no sólo va a planear por el ambiente, sino que va a despegar y posiblemente, la van a multar por invadir el espacio aéreo a una velocidad incontrolable por el radar.
Eso señores míos hay que decirlo.
Las deportivas no corren, vuelan.
No se desplazan, atropellan.
Y desde luego es una temeridad llevarlas sin tener en regla no sólo los carné correspondientes: de tierra, mar y aire, sino también sin los dispositivos de amortiguación en caso de colisión o accidente.
Puedo parecer una exagerada. Pero yo ya he tenido que aguantar a los de la torre de control de la NASA, por ir a una velocidad, altura y situación, ilegal y desorbitada.
Y es vamos a lo de siempre, la envidia es muy mala y la gente miente por no parecer desesperada. ¡Qué culpa tengo yo si no te puedes permitir gastar unos euros y emular a los grandes de la velocidad y del vuelo!
Pero recordad: hay que ser racionales para disfrutar sin avasallar.
¡Feliz vuelo! Y a hacer saltar el radar.
Publicado el jueves, 16 de febrero de 2006, a las 17 horas y 05 minutos
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