|
|
ÚLTIMO GRITO. Mucho hay que sisar para que te puedan diseñar un traje a medida original y con garantía.
Se están cambiando las tornas. Antes conectabas la parabólica a media conversación y escuchabas con entonación la palabra: ...con ella me siento muy segura.... e irremediablemente pensabas: segura... y con alas. Pues ahora no. Ahora hay que llegar a otra conclusión.
Estamos en el siglo en el que todos tenemos un móvil y no precisamente por ser los sospechosos. En la época en la que sólo un pájaro con un simple catarro puede hacer correr hasta el más vago. Formamos parte de la generación que dentro de poco se va a quejar por tener estropeada la calefacción del inodoro y por haberse dejado olvidada las pastillas de la comida junto a la consola de última generación.
Ya no hay que ser astronauta para sustituir una sabrosa comida por una pastilla o chocolatina con vitaminas. Ni tampoco hay que nacer mujer para llevar pechos, cremas, maquillajes y encajes. Ahora todo vale.
Pero aún hay que tener en la cuenta muchos ceros para poder desfilar, lucir y llevar el último chillido en trapos y harapos.
No puedo dormir pensando en los POBRES príncipes que se han apuntado a la última novedad: la ropa a prueba de todo, incluso de balas.
Me quita el sueño un pensamiento: ¿Qué come Leonor para que sus padres tengan que protegerse de sus reales cacas con trajes blindados?
Pero ¿qué la dan a esa niña con nombre de abuela, para que acordonen la zona cada vez que sale a escena?
¿Es realmente el último grito llevar esa ropa o como en muchos desfiles, lo primero y único que hacemos al verlos es gritar?
Yo, visto lo visto, me acojo a la quinta remienda: “Nada de pájaros aunque sean o digan que son de la realeza”
P.D: Desde aquí un saludo a todos los PAVOS REALES. Que creo que cada vez son más y ya casi no se les puede ni fotografiar.
Publicado el lunes, 27 de febrero de 2006, a las 16 horas y 30 minutos
|