RACIÓN DE VILA-MATAS. Leyendo a Vila-Matas y su
Doctor Pasavento recuerdo su disputa con Ignacio Vidal Folch sobre quién era el más raro. Disputa que ahora ya no tiene sentido, dado el afán de Vila-Matas por desaparecer. Un raro que desaparece ya no es raro ni es nada.
Su guerra es contra el argumento. Por eso sus novelas avanzan (o retroceden) en zigzag, saltan de un sitio a otro. Se diría que es una fuga.
Pero todo es engañoso. Claro que hay argumento. Vila-Matas tiene la cabeza muy bien puesta y un sentido del humor que se condensa a menudo en una frase ridícula. Una vez, en Pamplona, nos dijo que sólo había leído entero un libro:
A pleno sol de Patricia Highsmith.
Entrar en un libro por la mitad, o casi por el final. Ver una película ya comenzada e irse antes. Así la literatura y el cine se parecen a la vida, se
humanizan.