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LABAKA. Ver vacas da paz. Te miran sin esperar nada, te horadan con sus ojos acuosos y ya no tienes nada que temer. Por aquí, en los alrededores de Bilbao, las vacas toman el sol y ya está.
Me cuentan de un profesor gallego que enseñó a los alumnos unas fotos del camino de Santiago. Aparecían peregrinos, castaños y vacas. Un niño dijo de pronto:
-Yo a esa vaca la conozco.
Investigado el asunto, se localizó el lugar de la foto y correspondía a la aldea donde el niño listo había pasado las vacaciones. La conocía, en efecto.
Quién pudiera decir, como el niño: "Yo a esa vaca la conozco". No cabe sabiduría mayor.
Publicado el viernes, 14 de abril de 2006, a las 11 horas y 45 minutos
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