VUELVE EL CASCARRABIAS. No salimos de la cosa aviar: ayer, los gorriones, y hoy don Pío.
Cincuenta años después de que la censura rechazara muchos de sus párrafos, sale a la calle
Miserias de la guerra, la novela que Baroja dedicó a narrar los horrores de la Guerra Civil española.
Los herederos de Baroja nos tienen ya acostumbrados a este tipo de
sorpresas: sacarse de la manga un inédito cuando les da la gana y obedeciendo a razones incomprensibles para el común de los mortales. Allá ellos.
Uno comienza la lectura de la novela y se da cuenta enseguida de que literariamente es sencillamente espantosa. Muchos capítulos parecen ensayos, otros cuentan cosas de modo plano, sin gracia. Pero...
Con Baroja siempre hay un pero. De pronto la narración comienza a interesar: un detalle aquí, otro allá... sin abandonar la sensación de que, como novela, es mala malísima. He llegado al primer tercio: ya contaré cuál es la sensación final.