|
SPEER. Leo las memorias de Albert Speer, el arquitecto de Hitler, el cómplice de su megalomanía. Veinte años en Spandau le permiten tomar cierta distancia y decir: "No hay excusa". Las memorias, muy bien escritas, se dedican a relatar la crónica cultural del nazismo, en la que desempeñó un papel crucial la fascinación de Hitler por la arquitectua griega.
Hitler se saltó Roma. Se saltó el Derecho. Y el Izquierdo. Entroncó con Atenea y Zeus, y de ahí con el circo. Speer fue uno de sus más inteligentes e inocentes saltimbanquis.
Publicado el jueves, 27 de abril de 2006, a las 13 horas y 44 minutos
|