MORIRSE CON AVIESA INTENCIÓN. Los escritores no dejan de morirse. En esta ocasión, nos ha dejado
Muriel Spark, la aguerrida birtánica instalada en Italia. No estaba leyendo nada suyo, lo que demuestra que la gente se muere sin que yo tenga nada que ver. Tenía 88 años y el privilegio de haber sido atendida por Graham Greene (converso como ella) en tiempos de miseria, que le surtía con libras (no libros) y algo de vino, algo muy propio de católicos.
Muchos de sus libros son ahora inencontrables en castellano, y eso tiene cierto encanto. Me acuerdo ahora de dos:
Memento mori y
Merodeando con aviesa intención, uno de los mejores títulos de la literatura de todos los tiempos, por lo de "merodear" y "avieso", dos palabras peligrosas donde las haya.
Sí se pueden encontrar
Muy lejos de Kengsinton y
El banquete. Yo recomendaría esta última novela.
Especialista en Mary Shelley, tampoco era manca en el terreno de la ironía. Se ha muerto una irónica nata y eso, claro, nos deja al resto de irónicos un poco huérfanos.