MARTÍN GIRARD. A cuento de la Eurocopa, en El País: «"No me preocupa que los hombres no me conozcan, me preocupa no conocer a los hombres", dijo Confucio. En nuestros días, esta máxima está en desuso. Nos importa más que los demás nos conozcan que conocer a los demás, quizás porque presuponemos que los demás, siendo como nosotros mismos, también pretenden parecer lo que no son. Y lo más curioso del caso es que, tratando de distinguirnos los unos de los otros, utilizamos los mismos disfraces, los mismos subterfugios y decimos las mismas cosas. Se nos ve el plumero cuando no el sacrosanto sacro por encima del vaquero».

P.D.: «Martín Girard es el seudónimo que el cineasta y escritor Gonzalo Suárez utilizaba en sus tiempos de cronista deportivo», leemos al final de la columna. ¿Utilizaba?

A CEROS. He comenzado un eufórico texto furbolero hace media hora. Al tercer párrado, cansado, harto, lo he borrado.

Suenan bocinazos. Lejos.

Un empate a ceros no se celebra. Aunque sea contra Italia.

UN TAXISTA GEÓLOGO. El otro día, en la capital, poco antes de rodear la Cibeles: «Mira qué portero más negro hay en ese hotel, si parece que le han pintado y todo. Es que más negro no se puede ser, imposible. Si de noche cierra los ojos no le ve nadie. Con todos estos va a haber unas mezclas quepaqué, dentro de unos años la gente tendrá los hijos de todos los colores, para saber de dónde viene cada uno tendrán que mirar el árbol geológico…».

DIEGO EL CIGALA. Entrevistado El País Semanal, una semana antes de que por fin salga a la venta Dos lágrimas: «Todo el mundo es maravilloso de noche. A las dos o a las tres, la gente se da besos hasta con los frigoríficos».

HABLANDO. Recordando sus conversaciones con Billy Wilder y Fernando Fernán Gómez, decía David Trueba que las personas inteligentes no hablan sí mismas. En fin, el otro día respondí a unas preguntas sobre nuestra empresa y algunas hoy han aparecido en Negocio.

¿Qué es menos malo: hablar de uno mismo, o que hablen de ti? Aunque, bueno, digamos que el webmaster de Y punto no soy yo (se ha convertido en un personaje).

NO CALLS, PLEASE. Mañana soleada, más veraniega que primaveral. Pero no me despierta ni el rumor de las olas ni el ruido de los pájaros, después de un sueño reparador, sino el irritante despertador del teléfono. Desactivo la alarma, me calzo las gafas y entro al cuarto de baño. No sé cómo (bueno, sí lo sé: soy un manazas), al tirar de la cadena el teléfono se me resbala de la mano y cae por la taza. Lo pesco antes de que se cuele, a toda prisa cojo una toalla, lo seco, lo desmonto y lo vuelvo a secar. Tres horas después certifico su defunción, me he quedado sin juguete.

UNO DE LOS NUESTROS. Doscientos y pico estudiantes de periodismo terminamos la carrera en Pamplona, en el 95. Me gustaría saber cuántos ejercen la profesión trece años después. Uno de los nuestros, el gran Óscar Gogorza, ha escrito un magnífico reportaje sobre el fallido y épico rescate de Iñaki Ochoa que a estas horas es la noticia más leída en Elpais.com.