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ÉL O ELLA.. Last Winter, II Months B.C. (Before Chinaflat).
Esta noche te he preguntado si crees que Londres es masculino o femenina. Yo todavía no lo sé. Me lo planteo desde hace 24 horas, que serán 48 cuando leas esto y 120 cuando me respondas, si te encuentro en un segundo piso de madera, si el sexo de esta ciudad no te parece una tontería, si has buscado y encontrado algún indicio de masculinidad o feminidad.
Es cierto que ciudad, urbe, metrópolis o megalópolis son palabras femeninas, pero yo no me dejaría engañar por la evidencia. Porque no todo es lo que parece, de la misma manera que hay muchos –o muchas– Londres, depende de la acera que estés pisando: puede ser jodido o extraordinario, pero también maravillosa o dura.
A veces, cuando escribo a quien estimo, dudo entre la o y la a. Entonces regreso a mi dilema circunstancial, el sexo de esta ciudad, hasta que decido preguntártelo a ti. Una interrogación sin red, pues es probable que todo esto te parezca absurdo, desde el fondo de la cuestión a la forma de plantearla.
Mirando por la ventana opaca las grupas de aquellos caballos –¿o son yeguas?–, pensé que Londres femenina podría ser una brújula, donde algunos pierden el norte y otros encuentran su sur. Te dejo, junto a estas líneas, una aguja y cuatro puntos cardinales, deseándote un feliz rumbo.
Observando la luz que desprendía la vela –siempre me ha gustado contemplar fuegos y llamas–, pensé que Londres masculino podría ser un aeropuerto, donde algunos temen el aterrizaje y otros aguardan el despegue. Hay quien se ha instalado temporalmente o para siempre en la zona de tránsito, que no entiende de intenciones ni de visas, porque es una tierra de nadie y a nadie le importa si uno va, viene o se queda.
He conocido a gente que vino aquí para olvidar (el olvido es masculino pero la memoria es femenina) y también me he encontrado con personas que eligieron este sitio para pensar (el pensamiento es masculino aunque la idea es femenina).
No importa si Londres masculino es un sueño y Londres femenina es una pesadilla. Quizás tampoco sea crucial el género de las cosas y lo que vemos mientras dormimos. Acaso sólo cuenta lo que nos está pasando ahora, mientras estamos despiertos, pero yo sólo quería, antes de ir a dormirme, que me dijeses, L, si esta ciudad es él o ella.
Matías Bruñulf desde el Cyberchino, Camden Town.
Carta de advenedizo invierno a L.
Publicado el domingo, 17 de abril de 2005, a las 1 horas y 30 minutos
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