UNA DE BANQUEROS. Leo estos días Plaza del Castillo, la estupenda novela de Rafael García Serrano sobre la sublevación de Navarra nada más acabados los sanfermines del 36. Dice allí:

La tribu de los privilegiados es mucho más difícil de combatir que la de los revolucionarios de barricada y quema de conventos. Me produce mucho más miedo un banquero español que ese pobre Lenin español (alusión a Largo Caballero) con su tartera de caviar y dinamita. Cuando el enemigo está delante se le dispara y santas pascuas. Pero cuando no se sabe dónde está, uno lo pasa francamente mal.

Esta reflexión podría completarse con otra joya de la literatura sobre banqueros: El banquero anarquista de Fernando Pessoa.

No conozco un márketing más desastroso que el de los banqueros españoles. Se diría que cada vez que emprenden una campaña publicitaria logran cabrear al personal (me refiero al personal de cuentas corrientes exiguas, de ventanilla y no de visita al despacho del director de la sucursal). Uno de nuestros principales bancos ha elegido como último lema algo tan sencillo como "Adelante". Y uno piensa que es verdad: adelante, a seguir forrándose a cuenta de las comisiones, los retrasos y las puñetas, que hacen que tu cuenta exigua no sólo no se engrose sino que disminuya paulatinamente.

Adelante, pues. Adelante con asterisco, que es como suelen culminar las ofertas de los bancos. Lee el asterisco y échate a temblar. Qué miedo, los banqueros.

MORDERSE LA LENGUA. Así se titula esta exposición sobre erratas, errores y horrores lingüísticos en la prensa que organiza el Centro Virtual Cervantes.

Hay cosas buenas, como el "bebé de 21 años" que resulta ileso tras caer de un segundo piso, los "padres recién nacidos", el "viernes 5 miércoles de ceniza", o la difícil situación de Cantabria, que tiene "131,73 reclusos por habitante". Tampoco está mal el nadador que se salvó por el "instituto de supervivencia". Aunque nada mejor que el futbolista que se lesiona "el dedo derecho del pie pequeño".

También hay una "hernia fiscal", una "fractura de vía aérea" y "1.125 vehículos que chocan contra un turismo".

Hala.

LA VERDAD DE LOS RELOJES. "Hasta el más tonto hace relojes". Eso era antes, cuando se hacían a mano y había que encajar bien las ruedecitas y demás artilugios.

En otro tiempo se aprovechaban los relojes para hacer literatura. Ahora, como mucho, sólo pone en la esfera "Quartz" y en el reverso "Water Resistant". Antes los de pared o los de sol llevaban leyendas profundísimas. Un amigo que colecciona leyendas (no relojes) me presta estas dos, que dan escalofríos:

Todas las horas hieren, la última mata.

Es más tarde de lo que crees

TRADUCE, QUE ALGO QUEDA. Me llega el manual para el usuario del monitor LCD, en cinco idiomas. Elijo el más sencillo (el "español"). En la introducción se afirma:

El presente equipo había aprobado y cumplido con el límite de la Clase B del aparato digital. Estes límites son desginado para promover protección razonable contra intervención dañosa de instalación residencial. El equipo generar, usar y se puede radiar energía de frecuencia radial y, si no se instalaría según las instrucciones, podría causar intervención dañosa para comunicaciones de radio.

Salvo ese condicional navarro ("si no se instalaría") y alguna que otra incorrección sintáctica, el mensaje está claro: si no se observan las instrucciones, habrá intervención "dañosa". Así que leo las instrucciones.

El monitor está equipado con tres-cable de tierra tipo enchufe, un enchufe hay tres (piso) patas. El enchufe colocará solamente el tierra-tipo salida de energía. Tal característica de seguridad, si Ud. no podrá insertar el enchufe a la salida, comunicar con su electroténico para cambiar la salida obsoleta. No se derrotar la seguridad del enchufe tipo-tierra.

Siento un leve mareo. Las gafas multifocales me están jugando una mala pasada. "Hay tres (piso) patas", me digo. ¿Hay tres patas en el piso? ¿Piso tres patas en el hay? ¿Y si pisando tres ay me salen tres patas?
El párrafo siguiente quizá arroje alguna luz al galimatías:

Que no se permitirá dejar cosas sobre la cuerda de energía. No colocar el monitor al lugar donde tendrá abuso de uso

¡Acabáramos! Todo el intríngulis está en el "abuso de uso". Así que apago el monitor y hasta mañana (si vivo).

ESTADO POLICIAL. Con la lucha contra el racismo pasa como con la de la homofobia: si se exagera, se cae en el más patético ridículo.

Esta vez no es Webó, sino Eto'o. En otros países se sanciona (y muy duramente) al que escupe. En este, al que critica al que escupe.

El Comité Antiviolencia se reunió en el Ministerio del Interior, lo cual lo dice ya todo. Otra vez la Police, que ve en las declaraciones de Clemente indicios racistas. Pero, ¿qué dijo Clemente? Clemente se equivocó al afirmar que sólo escupen los que bajan de los árboles. Y eso no es cierto de ninguna de las maneras. Escupen las llamas de los Andes, escupen los ciudadanos (blancos, negros y amarillos) en las calles de las ciudades, tengan o no árboles. El delito de Clemente lo debería valorar la Real Academia de la Lengua.

A quien debería expedientar el Comité Antiviolencia es a Darwin que, por estas cosas del fútbol, vuelve a ponerse de moda. Y, puestos a expedientar, debería expedientarse a sí mismo, por racista. ¿Qué siniestros mecanismos mentales de los integrantes del Comité Antiviolencia hacen concluir que quien baja de los árboles es negro? Eso sí que es racismo rancio, de dibujos animados. De los árboles baja todo el mundo y así se explica que escupa todo el mundo.

No quiero ponerme pesado. Yo mismo me subía a los árboles cuando estaba más ágil y escupía desde allí a todo el que se pusiera en mi ángulo de tiro. Pido perdón. Pero que no me llamen negro.

PUENTE AÉREO LUGO-BILBAO. Siempre he huido de los que cuentan sus sueños. Me salto esos párrafos. Bastante tengo con explorar la realidad para meterme en la irrealidad.

Pero, claro, llega un día (una noche) en que uno sueña y no puede dejar de contarlo. Así que sáltate los siguientes párrafos.

El sueño de esta noche no ha tenido nada que ver conmigo. Resulta que me iba a Lugo a trabajar en un Instituto. Y resulta que, una vez en Lugo, la calle principal de Lugo se parecía terriblemente a la Gran vía de Bilbao. Nunca he estado en Lugo, pero parecía que estaba en Bilbao. Hasta la gente de Lugo parecía de Bilbao hablando en gallego.

Después de ir a Plutón quiero ir a Lugo.

VAMOS A PLUTÓN. El último planeta del sistema solar. En la lista escolar aparecía al final: Urano, Neptuno y Plutón. El de la órbita rara rara, el pequeño planeta con su satélite Caronte, el único que todavía no ha sido fotografiado por los satélites. Ahora la NASA (que tiene algo de navarro en la terminación) lanza su misión espacial hacia esas latitudes para saber de una vez por todas qué aspecto tiene el planeta heladísimo.

Descubierto en 1930 por los chicos del Observatorio Lowell, enseguida se aprestaron a elegir un nombre adecuado. La viuda de Lowell, Constanza, sugirió que se llamara (claro) Constanza. En esas, al otro lado del Atlántico, en Oxford, un abuelo lee a su nieta de once años la noticia del descubrimiento. La niña, muy seria, no duda: el nuevo planeta debe llamarse Plutón, como el dios subterráneo. ¿Qué tenía que ver lo subterráneo con lo espacial? Nadie reparó en esa contradicción, y el nombre enseguida hizo furor. El abuelo habló con un astrónomo amigo, que telegrafió al observatorio Lowell. La sugerencia, aunque inglesa, fue increíblemente aceptada.

Hoy la niña tiene 87 años. Se llama Venetia Burney y aún recuerda aquella conversación antigua con su abuelo.

También podía haberse llamado Plutón Venetia, digo yo.

Quiero ir a Plutón.