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«PLAN BE». JAVIER ÁLVAREZ
No parece un cantautor, su música no es la de un cantautor, luego no debe de ser un cantautor. Javier Álvarez responde a los patrones del género y sin embargo lo rompe desde dentro. Después de escuchar su último disco doble me atrevo a asegurarlo en público sin mirarme las punteras de los zapatos: me parece un músico espléndido.

Lejos del indie, pero aún más del cantautor al uso, se mueve en tierra de nadie, intuyo que a punto de morirse de sed, trazando un camino ascendente que puede llevarle más alto que el Alpe d’Huez. Ni carne, ni pescado, el suyo es un menú mixto difícil de cuadrar en algunas cartas. Defenderlo ante el público de Nacho Vegas es poco menos que imposible; ante el de Ismael Serrano, una quimera.

Su «Plan Be» no es un plan perfecto, pero puede servirle de base para el asalto al tren de Glasgow. Pop de puntillas, (nada del rango rango guitarrero del cantante protesta), trenzado con algunas de las mejores letras que se han escrito y se escriben hoy en día en nuestro país.

Antes de poner dedos al teclado pensé en mil coartadas para justificar mi comentario dedicado al que han bautizado como cantaupop, pero decido salir del armario metiendo ruido y con el culo al aire. Me gusta Javier Álvarez, y me gustaría que le gustara a más gente. Se lo merece. Hace algo bueno y canta las verdades del barquero. Y las canta bien.

javieralvarez.net /

Publicado el miércoles, 25 de enero de 2006, a las 18 horas y 56 minutos

¡ABAJO LAS LISTAS! ¡ARRIBA LAS TONTAS!
Es tiempo de listas en El Corte Inglés. Y yo debería hacer la mía propia, pero no. Soy perezoso por naturaleza y pongo como prueba, no un botón, pero sí un blog. Éste, en el que escribo con la periodicidad de una menstruación un tanto descontrolada. Por lo tanto, la pereza es mi principal y más sincera excusa para no publicar mi lista de lo mejor del año, lo peor o lo regular. No necesitaba más argumentos, pues soy un tipo fácil de convencer(se a sí mismo), pero mi inocente comentario sobre el disco de The Strokes ha reafirmado mis convicciones sobre la conveniencia de no añadir gasolina al fuego.

Un solo comentario sobre un grupo vendedor ha despertado más pasión incontrolada que un año de esforzado trabajo (ejem) comentando discos, actitudes o pintas de bandas de tres al cuarto que seguramente no superan las 1.000 copias o, lo que es peor, las 1.000 descargas piratas en internet. Al aficionado a la música en actitud dialogante (ejem again) no le importa en absoluto la opinión del prójimo sobre tal o cuál disco, sino verse reflejado en la opinión del enemigo potencial, y si no, saltar sobre su yugular. No me asusto, yo también soy uno de vosotros: me gustan la listas para compararla con MI lista, pero me piernan las tiemblas sólo de pensar que alguien se pudiera tomar mi lista de fobias y filias como un folleto de los Testigos de Jehová con el que pretendiera ganar adeptos para la causa. Mi causa. Que por alguna causa no sé cuál es.

Por lo expuesto: no voy a hacer lista alguna. Pero no me resisto a apuntar con total humildad, algunos discos que me han llamado la atención en el extinto 2005. Hojeo el calendario Pirelli y veo las muescas que ha dejado el año de la proclamación del Papa Benedicto. Y no puedo por menos que arrodillarme y agradecer en actitud implorante dos de los mejores hallazgos personales que me ha deparado el susodicho ejercicio: The Arcade Fire y Broken Social Scene. En un santiamén rezo media docena de padrenuestros porque las Sleater-Kinney sigan dándome alegrías en años venideros. Cuatro Salves por mi querido Antony; que Nuestra Señora le acoja como una más junto a sus Johnsons, y vuelva a deleitarnos con esa sensibilidad tan… tan… tan... ¡tan! Y punto. Dos Ave Marías por Bloc Party para que no se aparten de la senda que lleva al cielo, y un Jesusito de Mi Vida por todas esas bandas que han hecho el año más ligero sin pedir mucho a cambio: Franz Ferdinand, Maximo Park, etc, etc…

A Buda le pongo dos barritas de incienso mientras beso una estampita del barbudo Devendra Banhart, y le hago una ofrenda de alimentos (los que no se han comido The Magic Numbers) para pedir que estos gorditos vuelvan a hacerme sonreír con su nuevo disco.

Bailo una danza animista con el paso cambiado, pero sin cansancio, pese a haber bailado horrores con LCD Soundsystem, y meneado la cadera con el soul de Jaime Lidell. Después reposé, y por eso peregrinaré a La Meca, en brazos de Four Tet, Roisin Murphy y Mirdaicondo.

Y cómo no, disparo varias salvas en honor de la Inmaculda Concepción, patrona del cuerpo de infantería del Ejército Español, por haber guiado la sabia mano del maestro Kiko Veneno, cargado de gracia el disco de Feria, abierto las puertas a Las Escarlatinas y mostrado el camino (aún queda un trecho por recorrer) a La Habitación Roja.

También le pido al Espíritu Santo que me ilumine para ver qué carajo tiene M.IA., qué es eso que la hace tan especial, y que yo no he sabido ver. Peor que Santo Tomás, ni viendo, ni oyendo, creo. Me queda tocar, pero auguro que ni por esas. Tres cuartos de lo mismo me pasa con Animal Collective. A la sagrada paloma le imploro igualmente que cuelgue una pequeña llama sobre la cabeza de The White Stripes y Death Cab for Cutie, para ver si hay forma de que recuperen aire. Que saque a Mathew Herbert de su atolladero conceptual y que se lleve a New Order con él para que no sigan atentando contra su propia historia.

Hay más, bueno y malo, pero la pereza me vence de nuevo. Y eso que sé que es pecado capital.

Por cierto, he hecho una lista ¿no?. Y encima desordenada.

Publicado el jueves, 19 de enero de 2006, a las 18 horas y 59 minutos

«FIRST IMPRESSIONS OF EARTH». THE STROKES
Miguel Bosé, Pedro Marín o Los Pecos fueron en su día los máximos exponentes del fenómeno fan en España. Las adolescentes de entonces coreaban sus canciones de pe a pa y compraban superpop a tanto el kilo para saber el color favorito del vástago de Lucía Bosé, o el horóscopo de los hermanos Herrero Pozo. Las carpetas colegiales eran un guirigay de colorines estridentes entre los que asomaba la jeta o el culo embutido en tejanos rotos el ídolo del día. Sus discos y su estética han envejecido mal, hasta el punto de que hoy inducen a la risa, y su mayor éxito a estas alturas es sonar como cierre fin de fiesta en plan broche freaky-cool cuando la concurrencia está lo suficientemente puesta como para reírse de sí misma bailando el «Don Diablo».
Para ser un ídolo se requería ser joven, guapo, dar bien en las fotos, y no desafinar. Buscando con este patrón y viajando en el tiempo tres décadas y unos miles de kilómetros en el espacio encontramos a The Strokes. Jóvenes, guapos, pasión de las revistas de tendencias y parece ser que ahora de los diseñadores. Hemos empezado a pasar por alto el último requisito, ya que en este tercer disco la caída ya es libre. El globo se desinfló notablemente en su segundo trabajo y ahora alguien debe buscar desesperadamente el pinchazo antes de que la goma quede totalmente flácida. Los muebles son casi los mismos desde el principio, pero cuantos más los mueven peor queda la habitación: las maderas se van ajando, las telas rayendo, los suelos gastando, y cada vez su disposición es menos original.
Son un fenómeno de fans actualizado y seguirán vendiendo, pero cada vez más revistas y menos discos. Y al final echarán barriga.

thestrokes.com/

Publicado el lunes, 9 de enero de 2006, a las 19 horas y 36 minutos

T-SHIRTS/SOLD OUT!
«Don’t believe the hype».
Alex Turner, vocalista de los Arctic Monkeys, en el video de I BET YOU LOOK GOOD ON THE DANCEFLOOR.


El primer disco de los Arctic Monkeys se publicará el 30 de enero de 2006. La revista inglesa "New Musical Express" opina que pueden convertirse en una de las bandas de mayor impacto de 2006.

Publicado el martes, 27 de diciembre de 2005, a las 18 horas y 39 minutos

«DOWN IN ALBION». BABY SHAMBLES
Las noticias sobre sus escándalos, detenciones y amoríos con Kate Moss duplican las reseñas relativas a su música. De toda la vida, un buen colocón ha vendido más que un gran disco, y nadie a estas alturas va a rasgarse las vestiduras por ello. Sin embargo los tatuajes, la pipa de crack, la naricita de la Moss y la avalancha de lodo que arrastra este chaval tras de sí han estado a punto de sepultar injustamente los méritos de un disco como «Down in Albion».


Y es que estos Baby Shambles no son The Libertines, pero al menos no nos hacen añorarlos. Huelen a lo mismo, pero no saben igual. Pete Doherty parece decidido a pisar su acelerador vital mientras reduce revoluciones en su música. Su nuevo proyecto humea al modo que lo hicieron hace muchos años los inventos de los punks británicos fascinados por los ritmos de la inmigración anglocaribeña que poblaba los guetos del reino de Isabel II. The Clash sonríen desde algún sitio al ver de nuevo que la fórmula del punk tostado no fue flor de un día.

Con una producción que prefiere el esbozo al trazo claro y una voz en primerísimo plano, «Down in Albion» despeja dudas. El novio de la fiestera más guapa del Reino Unido puede ser un yonqui y un broncas, pero es un gran músico que vuelve a rayar a gran altura. Quizá no sabe por dónde se anda pero si lo que toca. A mí me vale. Lo otro, lo de qué se mete o dónde la mete, es fanfarria, tomate. Y quién quiere más.


babyshambles.net /

Publicado el miércoles, 21 de diciembre de 2005, a las 20 horas y 06 minutos

EL TRAJE NUEVO DE LA EMPERADORA.
En ocasiones, en mi propia casa, me sorprendo hablando en susurros, como intentando no molestar. Me levanto de la cama como un zombi, a las siete de la mañana, y como si temiera despertar al vecino de abajo cuchicheo con mi santa los pormenores de nuestra noche en la misma cama y en distintos sueños. Pasadas las once bajo el volumen de la tele y acerco mi boca a su oreja, sin ninguna intención lasciva, para preguntarle, juro que sin ninguna intención lasciva, si mañana tendré que pasarme por la pescadería. Hasta que lo pienso dos veces, y alto y claro proclamo ¡POR QUÉ COÑO HABLO TAN BAJITO SI ESTOY EN MI CASA! Temores, complejos, costumbres, o un subconsciente idiota.

Hoy, escuchando un cd-sampler de esos que vienen con las revistas de música, me he tropezado con una canción de La Buena Vida. Y aunque mi intención era dejar que la música resbalara por el cerumen de mis orejas sin mayor contratiempo, se me ha atascado a la altura de los huesecillos propios del oído la voz de su cantante Irantzu Valencia. Y lo he pensado bien, y alto y claro proclamo ¡ESTA CHICA CANTA PEOR QUE CAÑITA BRAVA!

Con La Buena Vida me pasa como con lo susurros. Acepto el sinsentido hasta que me paro a pensarlo dos segundos. He convenido durante años que éste es un grupo notable, con buenas composiciones, una sensibilidad pop admirable y una trayectoria consolidada. Pero su cantante femenina desafina más que los niños de San Ildefonso. Sé que ya no podré entrar en el club de fans de Irantzu Valencia, pero tenía que decirlo aunque me haya quedado sólo, de pie, en mitad del teatro, mientras todo el mundo me mira como quien contempla una rareza genética. Y pienso en el necio que se atrevió a decirle al emperador que iba desnudo, esperando que alguien más se levante en este enorme coliseo y reconozca que a él también la parece que esta vocalista va en pelota picada, pero que no se atreví a decirlo por miedo a que le tomaran por loco. Y poco a poco se van levantando más y más locos (o sordos).

Publicado el lunes, 12 de diciembre de 2005, a las 18 horas y 19 minutos

«SHOPPING FOR IMAGES». MIDAIRCONDO
Si Björk te parece rarita éste no es tu disco. Si las hermanas CocoRosie se te aparecen, no como espectros angelicales, sino como fantasmonas con coartada arty, aléjate de estas tres suecas. Ni Alfredo Landa se atrevería con ellas después de someterse a una sesión de compras con semejantes elementas. Los dos casos citados, Björk y CocoRosie son los referentes amables, comerciales, casi música para las masas, de la nueva sensación que llegó del frío.

Disco minimalista, (electroacústica, lo llaman) mezcla según los cortes reminiscencias de jazz, electrónica miniaturista, instrumentos de juguete y adornos a base de ruidos varios. Sólo Perfect Spot colaría en un disco de canciones.

La primera vez que le hablé a alguien de este disco le dije que era de esos que tienes que escuchar más de una vez. Lo escuché, una, dos, tres… Ya voy por la docena y se me está quedando dentro. Muy dentro.


midaircondo.com/

Publicado el lunes, 5 de diciembre de 2005, a las 20 horas y 01 minutos

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Ilustración de Toño Benavides
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