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HITCHCOCK. Hitchcock, aparte de bautizarlos e ilustrarlos con ejemplos fácilmente inteligibles, manejaba el arte del Macguffin impecablemente. Gracias a ello, ya no nos reíamos de los ridículos e irreales decorados que utilizaba (ese monte Rushmore de cartón piedra de Con la muerte en los talones...), o nos olvidábamos de los posibles fallos que tenía la historia, para pasar a sufrir con los protagonistas en primera persona (en próximas entregas, si median peticiones sobre todo, diferencias entre suspense y miedo). Jorge Luis Borges es otro gran representante del macguffinismo, con el agravante de que él avisaba. En el prólogo de Ficciones, advierte así: "Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea. cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario.", para luego pasar a mentir de manera ciertamente creible. Y todo el que haya visto un capítulo de los Simpsons sabe de lo que le hablo...

Publicado el miércoles, 23 de noviembre de 2005, a las 21 horas y 37 minutos

HERRAMIENTA Nº1: EL MACGUFFIN. Para empezar, esto.

Y para continuar, más intromisiones en parcelas ajenas (las de Betaville, por ejemplo): "El mejor truco que el Diablo inventó fue convencer al mundo de que no existía. Y después, desapareció".

Esta frase sacada de la película Sospechosos habituales (y que suena como si el guionista la hubiera sacado de otro sitio, pero ahi no llego), tiene la virtud de sacarnos del plano de conciencia en el que estamos, para subirnos un poco más alto y permitirnos mirar las cosas con un poco más de perspectiva.

Los Macguffin nos ayudan a lo contrario. Nos introducen en planos de la realidad paralelos, diferentes, ficticios, y, por lo tanto, no reales. Son ayudantes del engaño, cebos que picamos con una facilidad directamente proporcional a la habilidad del pescador para lanzarlos.

Publicado el miércoles, 23 de noviembre de 2005, a las 1 horas y 09 minutos

EINSTEIN, ALBERT. "Si los hechos no encajan en la teoría, cambie los hechos."


Recién levantado, temiéndome un día larguísimo y una noche aún más larga (mañana entrego un trabajo estupendo), pongo la televisión y hago un rápido zapping. Ruedo ibérico, la mirada crítica, y demás programas matutinos cargados de tertulianos enervados por la fatídica situación política del país, provocada por supuesto por los del otro bando.

Enciendo el ordenador, y lo primero que leo al abrir el correo es la frasecita del tío Albert. Leo la frase, miro la tele, leo la frase, miro la tele... Y me parece que cualquiera de todos estos firmaría con gusto la cita del tío Albert.

En realidad algo parecido decía y aplicaba uno de los padres de la política moderna (opinión personal, por supuesto), cuando decía cosas como: "Si una mentira se repite las suficientes veces, acaba convirtiéndose en la verdad", "Contra más grande es la mentira, más fácil es que la gente se la trague", o "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que les distraigan", entre otras perlas. Un grande el amigo Goebbels.

Me dan ganas de volverme a la cama...

Publicado el lunes, 21 de noviembre de 2005, a las 9 horas y 38 minutos

¡CATAPULTA INFERNAL! Yo, entre inquieto y apardalao (palabra algo local, que viene a significar atontado, despistado, y demás), algunas veces me sorprendo divagando sobre los orígenes de algunas palabras, otras veces simplemente intentando concretar su significado.

En cualquier caso, acabo acudiendo ineludiblemente al Diccionario. Me encanta. Evocando esa gran serie, icono de mi generación, que es Oliver y Benji, y parafraseando a Roberto, el entrenador brasileño de Oliver, "el diccionario es tu amigo".

No lo llevo permanentemente conmigo (mi cuerpo agradecería ese ejercicio, porque tocho es), ni me imagino corriendo eternamente hacia el estante donde esté en un mundo con una curvatura exagerada que deforma el paisaje, pero poco me falta.

Cualquier día gano el campeonato del mundo de deletrear palabras, al igual que los japoneses ganaban el campeonato del mundo de futbol (bendita fantasía que nos oculta la realidad).

Publicado el viernes, 18 de noviembre de 2005, a las 18 horas y 32 minutos

YO QUERÍA ESCRIBIR ALGO QUE ME PASÓ EL OTRO DÍA. Y lo hice. Con pelos y señales. Mi compra en el supermercado, el malentendido con la cajera, mi intento de arreglarlo y la consecuente ampliación de la cagada, la mala leche de ella, lo engorroso de una situación que, gracias a mis habilidades sociales, se suele repetir demasiado...

Y no me quedó mal, pienso que a alguien le podría haber gustado, pero no pudo ser.

Para que otros lo lean, yo tengo una ventana muy mona donde puedo escribir lo que luego se verá en la web. Y lo hice.

Y entonces vi el mensaje fatídico: No logeado.

O sea, el equivalente al pantallazo azul en windows, el error fatal en CAD, o los cierres sin avisar del 3D Studio. Con la misma conclusión en todos los casos, que no es más que cagarse en la madre de Bill Gates y de Mr. Intel.

Y volver a escribir. Pero mejor otra cosa, que si no me entra más mala leche y además me aburro.



[Y acordarse de la madre de todos los programadores del mundo también, pero eso lo pienso y no lo digo, que se reproducen como ratas y ya estamos rodeados. Cuidado, detrás tuyo tienes uno]

Publicado el viernes, 18 de noviembre de 2005, a las 3 horas y 05 minutos

DICEN QUE NO ME SENTIENDE LO QUE ESCRIBO. Que me enrollo y que le doy mil vueltas a las cosas, que empiezo a hablar y enlazo una cosa con otra y que no hay dios (o Dios, mejor dicho) que me pare, y mucho menos que me entienda. Me lo dice el que tiene confianza, claro. Los que no la tienen me sufren en silencio los más educados, y dando cabezadas los menos.

Así que intentaré mejorar en este aspecto, para que me se entienda bien y no haigan problemas ninguno ni malas interpretaciones. Volver a aprender desde cero. La "P" con la "A", "PA".

Pero mucho me temo que esto no ha hecho más que empezar, que es un problema de neuronas (neurona más bien, ya he comentado mi afición por las barras).

Así que si alguien se quiere unir al club de los que no me entienden, que lo haga (segunda puerta a la derecha). Pueden dar su tarjeta de suscripción a los presidentes de la entidad, mi señora en primer lugar, y el programador de este sitio que en realidad no existe, un tigre como el mismísimo Sandokán.

Y si además quiere preguntar, que pregunte, que si sé responder lo haré.


[Martes, 1.35 AM, sin dormir y me "levanto" a las 6. Estado de la mar, calma chicha a la espera de la fuerte marejada de mañana]

Publicado el miércoles, 16 de noviembre de 2005, a las 1 horas y 39 minutos

MACHOS DE HOY. Antiguamente se medía la mascunilidad o lo macho que era uno (ni que decir tiene que sólo les estaba permitido entrar en el juego a los hombres, pero a los hombres de verdaz) con baremos objetivos y fiables, tales como eructar ruidosamente, insultar al rival hasta que no te pudiera responder, pegarse en el bar o incluso pegarle a la mujer.

Hoy en día, la tecnología ha puesto al alcance del macho nuevos medios para demostrar de qué es capaz. Hoy en día, entre otras cosas, el macho tiene dos pitos, el suyo propio y el de los recuerdos.

Precisamente uno de estos lleva tocando su pito de los recuerdos desde hace un cuarto de hora. El mecanismo es fácil: entra en su coche, aprieta el pulsador y el coche emite un ruido insoportable para cualquier oido humano normal (el de los machos no lo es, por supuesto).

Y automáticamente surgen los recuerdos. Me acuerdo de su madre, me acuerdo de su padre, de la tia del pueblo, y cuanto más tiempo pulsa, yo voy ascendiendo más y más en su árbol genealógico. Y algún vecino que he visto que se asomaba ante el júbilo y la algarabía, también.

Y yo sin dormir.

Publicado el lunes, 14 de noviembre de 2005, a las 18 horas y 47 minutos

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Ilustración de Toño Benavides
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