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LOS CARTEROS DE BILBAO. Me llega una felicitación navideña sólo con el nombre y la calle. El sujeto de Correos que clasifica las cartas traza un círculo alrededor de los escuetos datos y añade un signo de interrogación. Es de suponer que la carta-coja llega al cartero de la zona, que tiene dos opciones: devolverla al emisor descuidado o emprender una investigación para hallar al receptor, que soy yo. Pero el cartero es de Bilbao, y nunca aceptará darse por vencido.
Así es como me llega la carta. La felicitación se convierte en felicitación al cartero. Los carteros de Bilbao son los mejores. Si le pillo, le invitaré a algo hoy mismo.
La Navidad tiene estas cosas.
Publicado el miércoles, 21 de diciembre de 2005, a las 9 horas y 04 minutos
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