POLLUELOS, AHÍ OS QUEDÁIS.. Salgo para Heathrow pitando, dejando atrás el corral, el pollo y a mis chinitos, que llevan todo el día preparando unos dumpings para chuparse las pezuñas.
Un día, hace tiempo, les ayudé a hacer algunas empanadillas de ésas (verdura ultrapicada y carne, valga la redundancia, ya previamente
picada: en su textura, no entro, que si no pongo perdido el ordenador) y, después, a la hora de la cena, me comí, evidentemente, las que no había preparado yo: parecían las peinetas de las Señoritas de Avignon.
Bueno, me voy que no llego. Ayer estuvo bien. Después de pasearme con Matthew, Lucy y Will por Chinatown y ser casi atropellado por un dragón, quedé con unos colegas (ellos, japos; ellas, tanas) y nos subimo a la tercera planta del megarestaurante chino que hay allí (un clásico, pero ahora no me acuerdo del nombre), donde nos tiraron, para no variar, los platos a la cara.
Llego a Madrid justo antes del concierto de
Josele Santiago y Pablo Novoa en el Gruta, pero me han comentado que las entradas están agotadas.
Menos mal que nos queda Portugal... y Almagro, donde el bueno de José Luis volverá a tocar con Pablo el sábado en la sala Urgencias, de los amigos Chucky y Cristina (joder, parezco el Josemi Rodríguez Sieiro).
Ding, dong, dinggg: pasajeros con destino...