IRONÍA ÁTONA. Un blog curioso e inquietante. No podría definir mejor que Malditos Tacones la bitácora del holandés Jules Uijttewaal, quien dice mucho con poco. Literatura, diseño, música, cómic, guiño y arte. Con gusto. El título, original: por eso escribo sin acentos.

EL AMIGO GAI. Mientras pago la cuenta, una mujer que debería entrar en cuarentena le da la murga a la joven que ejerce de cajera. Es la hija de la dueña y la escucha como si la conversación le interesase. Ella y yo sabemos que no, pero la universidad de la barra y la psicología de mostrador hacen que parezca que sí: ah, no me digas, oh, claro, entiendo y así. Antes de salir, la cuarentona le dice algo relacionado con un amigo suyo, pero se refiere a él como mi amigo gai. La chiquilla abandona sus monosílabos y le dice que sí, que ya le ha hablado de su amigo gai. Jodidos estamos. Y bueno, creo que este post no le va a interesar ni a mi primo hétero.

DIARIO DE AVISOS. La banda compostelana The Homens tocará, a partir de las nueve de esta noche, en la Festa do Desarmando, que tendrá lugar al lado del pabellón de deportes de Calo-Teo, cerca de Santiago. Los que no podemos pegar el salto, nos conformamos con acercarnos al bar de la comisión para tomarnos un vermú a pie de barra. Saúde.

NORDESTE DE BRASIL, CORRAL ELECTORAL. Un profesor de Periodismo de la Mackenzie me comenta que, en el nordeste del país, negro y pobre, pobre y negro, algunos candidatos a las elecciones utilizan una artimaña un tanto salomónica para comprar votos. Se valen de las pinzas de sus dedos para sujetar un billete y lo parten en dos. Una parte es entregada al elector. La otra llegará si el candidato es elegido diputado o senador. Hay otra modalidad todavía más rastrera: prometer al desgraciado el zapato o la chinela que falta para completar el par si el cabrón sale victorioso en las urnas.

MILLE ANNI AL MONDO E MILLE ANCORA. Probablemente, éste es el único videoclip donde sale Fabrizio de André.

MI PRIMER TAXISTA JAPO. Panzudo y con el cinturón de seguridad acolchado, no vaya a ser la llaga. Sesenta y cuatro años. Nacido en el interior de São Paulo. Educado en un colegio de Pompéia (la otra, o sea, ésta) en el que sólo había niños japoneses y, entre ellos, dos españoles. Sus padres, venidos del país del sol naciente, se conocieron en Brasil. Qué bonito, le dije. Pero a mí lo que me interesaba era añadir una muesca más a la encuesta informal que vengo realizando a taxistas paulistanos. Entonces, Lula lo va a tener fácil, ¿no?

- Mira, chaval, gobernar este país es muy complicado. Es como tener una familia con doce hijos.

Asentí, mientras me preguntaba cómo cojones era capaz de ver el asfalto a través de ese par de rendijas.

RABBIA E ORGOGLIO. Tenía setenta y siete años.