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CUIDADO CON LOS SIMPÁTICOS. El narrador de "Cuatro Colegas" prefería con mucho al antipático educado (porque no daba guerra), seguido por el simpático educado y el antipático maleducado. A gran distancia, en último lugar, estaba el simpático maleducado:
Aun después de tantos años, no puedo olvidar a aquel simpático maleducado, con los esfuerzos sobrehumanos a que me obligaba para domar la ira que me estallaba en el cuello y en las sienes y me bajaba hasta los nudillos y las uñas de las manos cada vez que me golpeaba riendo campechanamente los omoplatos con la más cordial de las familiaridades, a la vez que me decía: "Sánchez, ¡qué tío más grande!".
Porque, concluye Ferlosio, así como la buena educación es un antídoto contra la antipatía, la simpatía no hace sino agravar la mala educación.
Publicado el viernes, 2 de marzo de 2007, a las 9 horas y 09 minutos
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