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TÍTULOS REPES. No es extraño. A fuerza de editar y editar, empiezan a faltar títulos originales. Haría falta un libraco de páginas amarillas que recogiera todos los títulos publicados a lo largo de los siglos para que los autores no repitieran, que siempre queda feo.
Feo queda que Umberto Eco haya titulado su último libro A paso de cangrejo, el mismo que ya utilizó Günter Grass para una de sus últimas obras. Lo mismo les pasó a Walter Scott y Joseph Conrad con El pirata.
El caso más curioso que conozco es el título No se lo digas a nadie. Lo utiliza por primera vez el magnífico Ignacio Vidal-Folch, y luego se lo copian el ínclito Jaime Bayly, el intrigante Harlan Coben, la escritora de libros infantiles Ana Isabel González y hasta un trío de autores (Martín, Die y Granados) que lo utilizan para contar las historias secretas de Martes y Trece.
Estoy preparando un libro que pensaba titular Los sótanos del mundo. Veo que ya está ocupado. Lo cambiaré "a la navarra": Las bajeras del mundo.
Publicado el lunes, 5 de marzo de 2007, a las 9 horas y 10 minutos
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