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NUNCA DIGAS NUNCA JAMÁS. Pero si osas decirlo, al menos que sea con educación.

Publicado el viernes, 4 de agosto de 2006, a las 9 horas y 31 minutos

PERDÓNANOS, ONÁN... Yo quería hablar aquí de Maruja, pero me acaba de caer un pack de cuatro yogures griegos en la jeta. Mientras me limpio, qué engorro, le agradezco a Nacha el hallazgo lácteo, reafirmándome en mi intención inicial (hablar aquí de Maruja) a pesar del impacto posterior (de yogur griego, gracias Nacha).

La de Maruja, qué tiempos...

Resulta que, aquejado por un gripazo de caballo (percherón), hoy me levanto tarde y renqueante y emprendo el camino hacia un destino prefijado, parándome, como acostumbro, en la segunda lanchonete que encuentro. Café con leche expresso y, uhm, ¿usted fuma? No, el cajero y encargado del local dejó de hacerlo hace tiempo, pero me pregunta si quiero un cigarro. Tiro de recetario galaico: ¿pero usted fuma? Él, duelo de titanes, responde: ¿pero tú quieres un cigarro? Sí, quiero.

El tipo, con el que durante meses mantuve una conversación sobre la tortilla de patata, como el que establece planes quinquenales para jugar al ajedrez por correspondencia con un malayo, me saca una cajita con cigarrillos sueltos y me dice, ya que tengo una gripe del quince, que tal vez prefiera un piti bajo en; y yo, que no, Marlboro, cof, toses tubérculas, cof. Le pregunto, más que nada por educación, cuánto es y me responde que quince (como mi gripazo) centavos de real. Caralho, meu. Esto me recuerda a aquella experiencia anterior a Mi vida como un chino...

Cigarrillos sueltos, qué concepto. Pensé que ya no, pero según él, sí: las chicas del shopping son muy buenas clientas, me explica. Y me cuenta que lo importante no es vender el cigarrillo (dos veces y medio más caro que si fuese comprado por paquete y no por unidad) sino lo que le acompaña: café, cola, bollo, etecé. Me dice que acaba de estar en el sur del país y, allí, la técnica de muchos bares consiste en que el camarero, nada más llegar el cliente a la barra, le lanza la cajetilla sobre el mostrador. No hago preguntas, aunque se me vienen varias a la cabeza, pero reconozco, en todo caso, que el tema del cigarrillo suelto es más interesante que el de la tortilla de patata, a la que no le tengo, para qué andar con rodeos, ningún crédito.

Mao quiso que, en aquel tiempo, la chavalada local se dejase caer por el Café Bar Instituto, o sea, por la de Maruja, que tenía marido, un sin nombre, y años después también yerno, un miña xoia. Yo comencé a ir antes, durante o después del partido de los domingos. Entonces, el fútbol no era así: ganaba el Bergantiños catorce a uno mientras en el ambigú corrían los carajillos y no las cervezas de malta; se enfrentaba al Eibar en la Copa y uno de sus directivos me regalaba una insignia que, con el paso del tiempo, pasaría a llamarse pin, como Los Carameses, casi tan futboleros como buena gente; debutaba en el Municipal la estrella de los mofletes colorados que, años después de saltar al cesped como un crack cuando era un bluf, trapichearía papelas con menos gracia que aquella ferruginosa cadera que le desasistía; Liso el Ciego gritaba tras la red hala Berghantiños ghol, con gh de gheada, esa hache, más que aspirada, carraspeada... Y petaco o futbolín en la de Maruja, en fin.

Maruja era una mujer de geografía accidentada. Ese crash facial competía en pelamen con Bigote Arrocet (ganando la muy felina por goleada, como el Bergan) y habría sido la número uno en el draft local del pressing catch si no fuese porque la lucha libre americana todavía tardaría en ser emitida por el canale cinque cañí. A Maruja, al contrario (o a la mitad) que Zuleyko, sólo le bailaba un ojo, vete tú a sustraerle un chicle de cinco. Y la hija que tenía debió de ser concebida in vitro o in alguna otra cosa poco cristiana, pues no dudo de la virilidad de su marido, de nombre desconocido, viva el matriarcado, pero sí de su gusto o, ya puestos, de su sensibilidad. La hija, sea como fuere, salió barbie (no rasgada, tampoco jardinera, obvio) en comparación con Maruja, a quien le sacaba una cabeza y media, física y de la otra. No voy a hablar del pobre que un día pasó a formar parte de la familia: su ingreso en el clan es una definición en sí misma.

Maruja, tan ética ella, vendía también cigarrillos sueltos. Yo nunca le compré uno porque, primero, en los tiempos del Café Bar Instituto pertenecía a la liga antitabaco y cuando comencé a fumar, un lustro después, ya estaba lejos y del gorroneo, un mes, a razón de tres por día, pasé a la cajetilla, lo que significó diez por día y subiendo, hasta hoy, que escupo pulmones y, estúpido y tozudo, le compró al de la lanchonete de al lado un Marlboro suelto, treinta centavos del ala, media plaqueta en esa urbanización hortera del sur de cuyo nombre no me acuerdo pero que ha de estar cerca del refugio de Monterito.

Y en estas andaba yo, no subiendo si sabiendo o bajando, cuando me impactó el yogur griego en la jeta, y digo yo que el lácteo postre, como el plato griego, cae o se precipita, aunque también puede subir para descender después. A mí, lo de pajearse en grupo no me parece mal, pero tampoco es mi rollo. Uno, que es de pueblo, que no de barrio, donde tanto garaje siempre propicia un roto o un descorrido. Y así, entre a ver a quién le llega más lejos y a ver quién termina antes, que me han (gracias multiorgásmicas, Nacha, redundantemente de nuevo) lefado el rostro. Onán los da y ellos se la pelan.

Ele casei imunitass va.

Publicado el miércoles, 2 de agosto de 2006, a las 23 horas y 26 minutos

DESDE UNA BITÁCORA MUSICAL MÁS POPISTA QUE EL PAPA... Ver la cara de satisfacción de tu madre y disfrutar con ella en un concierto de Depeche Mode... no tiene precio.

Nayix, en El Recreo de Beacreo.

Publicado el miércoles, 2 de agosto de 2006, a las 4 horas y 18 minutos

JAPANESE FASHION DOLL. Coleccionistas empedernidos tiran de billetera para hacerse con los distintos modelos de la Blythe, una cabezona muñeca japonesa que hace estragos liliputienses en el país de Takeshi Kitano, pero también en otras latitudes.

En Brasil, por ejemplo, uno de sus fans fatales customiza a estas supernenas plásticas para quitarle su pátina ingenua y dotarla de una sexualidad sutil: las personales creaciones de Fabio Buzzato se pueden ver en She Can Be Hot, un web site donde muestra los ensayos fotográficos realizados a partir de sus sensuales hijas de adopción.

Originales trajes, vestidos provocadores, cortes de pelo atrevidos, zapatos de tacón de seis y medio (milímetros), atrevidas prótesis mamarias y ojos de quita y pon para estas fotogénicas criaturas, cuya Eva llegó en 1970 a su particular paraíso en miniatura. Además de las muñecas de serie, en la página oficial se pueden encontrar ediciones limitadas realizadas por diseñadores invitados a vestir a Blythe, pequeña gran mujer rasgada.

Publicado el lunes, 31 de julio de 2006, a las 3 horas y 45 minutos

CHINESE CLIPPING. Eligieron a un travelo: ella no tiene culpa. A la puertorriqueña sólo le dan barritas, que ni de cereales, para qué ir al baño. Así no aguantas medio telediario, qué te voy a decir de una gala entera. Tenían que elegir a la china, cuya banda era japonesa, pero no. Dicen que las chinas son más guapas que las japonesas. Yo creo que para encontrar una china guapa hay que rascar más. Por no entrar en patrones de belleza, porque lo que para mí es cráter, rostro deprimido, para ellos es un brigadeiro. Un brigadeiro es un, cómo se llama, con las virutitas de cacao por fuera... una trufa de chocolate. Sí, más o menos. El brigadeiro es el postre favorito de Athina. Athina no es travelo pero Mao sabrá si también se desmaya.

Nos robaron la corona. La japo llegó a la final, creo recordar, pero se la llevó la puertorriqueña, que tiene cara de dieciseisañera de ojos locos, como cuando quieres meter las dos bolitas en los dos agujeritos situados en la parte de arriba de la tapa del bote de las pompas de jabón. A Pereiro le ponen de los nervios los diminutivos. Yo me parto. La puertorriqueña, a poco más, la crisma. A mí no me parece mal que sea la más danzarina de la verbena, tampoco que le bailasen los ojos con dieciséis, que disimule su aspecto de retardada (la belleza es así, ya no sabes si una es fea o guapa o feo), pero me jode un poco el tongo.

Llevar a las dos rubias hasta el final. La suiza y la yanqui. Faltaban la sueca y la yonqui. Y la morena, latina también, era la más guapa, sí, la que burló varias cribas, pero nanai. Que, a todo esto, me resbala, porque no importa, ya que no somos coleccionadores de muñecas. Ni de Chukies. La puertorriqueña es un poco así. Y se desmaya, y no come: a Zuleyko, en vez de bailarle el agua, hay que bailarle las órbitas. Queremos chinas, queremos japos. Rasgadas, mayormente. A todo esto, Zuleyko tiene nombre de cruce de malo de peli de James Bond, cuando los rusos, y de jugador de baloncesto blanco, alto y con pelos rubios en los hombros, como los rusos. Ahora los malos son chinos y los baloncestistas son españoles. Zuleyko, ya saben, es puertorriqueña, que no puertorriquiña, en fin.

Los abuelos de la chavala (ya iba a escribir de Manolo, pero tampoco es plan, y además fue un lapsus) viven en Nueva York. Y, aquí, ya la hemos cagado. No hagan esto. Y mantengan el teclado fuera del alcance de los niños. A ver: Los ascendientes, prueba de lo sano que es el mestizaje, residen en Nueva York. Número uno: el mestizaje es sano o no, ya está bien. El otro día hablaba con... déjame pensar... no sé. Decía que la cosa podía salir cojonuda o acojonante. Hombre, si sale cosa, ya lo dice el sustantivo. Si sale coso, parece que directamente han parido un rabo. O una perrecha. Uf. A lo que iba, que te puede salir una cosa muy bonita. Yo apuesto por la raza (gitana, o andaluza de pelo negro y ojos negros y...) o por el can de pajar (bangladeshí, paquistaní o india, de las que no llevan plumas, con blanco, aunque tampoco porte arco). Sólo son dos ejemplos, porque aquí, en Brasil, las mezclas son singulares y no quiero pensar en árabe casada con blanco cuyo hijo se cruza con hija de, por ejemplo, india y negro. El vástago de ambos, ahora, tropieza con japonesa de cuarta generación y no cien por cien y ya me dirán ustedes cómo puede ser el resultado. Sí, ya... Pero el mestizaje no tiene porque ser siempre sano, cof, toses tubérculas, cof. Y número dos: cada uno puede hacer con su placenta lo que quiera excepto si sus ocho letras han sido estampadas en El Mundo. Ya-no-se-pue-de. Por eso decía lo de las teclas, los infantes y la distancia.

De El Mundo viene Pedro de Miguel, colega de Bestiario. La cosa (y les remito a la prole, líneas arriba) está chunga porque resulta que Manu, el diseñador de este blog y de todo el portal, amén de otros proyectos (juro que lo de amén no iba con segundas, me ha ocurrido lo mismo que con Manolo), dejó un comentario en Letras enredadas y (por el título debió suponerlo, pero bueno) terminó perdiéndolo. Yo también me enredo mucho, pero sólo he borrado, hasta ahora, un comentario: era insultante, no tenía sentido, se veía que su perpetrador no había leído ningún texto (intuyo que no sabía leer) y, por último, era un cretino. Podría decir sinceramente que los lectores de Mi vida como un chino son encantadores. Y educados. Comunicarme con ellos, con ustedes, ha sido un placer y toda una experiencia. El respeto siempre ha sido norma (no escrita) y, cuando no ha sido así, me he jodido y bailado. Como los ojos de Zuleyko, igualito.

Leo en los comentarios al post de Pedro, que trata sobre el aborto, me olvidaba, que él no gusta de la censura pero que la aplica (no lo dice, pero, tomándole la palabra a Ana, el post de Manu fue exterminado, voilá) cuando el comentario es ofensivo. ¿Cuándo un comentario es ofensivo? ¿Cuándo me ofende a mí? ¿O a mi raza? ¿O a mi ideología? ¿O a mi prima (tengo una que se parecía a Zuleiko cuando tenía quince años, pego el estirón y se le quedaron igual los ojos, pero sigue estando fetén, la hijaputa)? ¿O a mi aldea? ¿O a mi credo? Creo que sí. A Pedro le han dado por ahí. Y algo de culpa de todo esto la tendrá Zapatero. Como me recordaba ayer O Careca Vizcarra, remitámonos a Julia y a Guerra. Dice el último con su indescriptible cadencia y una cereza en la boca: mira, nenita, se trata de que José Luis de un par de golpes de efecto con lo de los maricas y, añado yo, también con lo de las conferencias, que más adelante, cuando se acerquen las elecciones, ya pondremos la casa en orden.

A todo esto, lo de las conferencias lo decía por las episcopales.

Publicado el viernes, 28 de julio de 2006, a las 19 horas y 11 minutos

PIEL DE MANZANA. (letra y música de Joan Manuel Serrat).

A esa muchacha
que dio a morder
su piel de manzana
cuando Cupido
plantaba un nido

A esa muchacha
que tuvo al barrio
guardando cola
y revoloteando
como polillas
en las farolas.

A esa muchacha que fue Piel de Manzana
se le quebró el corazón de porcelana,
se le bebieron de un trago la sonrisa.
La primavera con ella tuvo prisa.



* Gracias a Manu, que cazó a nuestra santa con piel de naranja y, después de discutir con servidor acerca de su presunta celulitis (hereje, iconoclasta, murciano), tuvo la oportuna idea (chin) de mecerla con estas letras de Serrat. Una pena que, intuyo, no me deje reproducir algún comentario de nuestra conversación transoceánica.

Publicado el viernes, 28 de julio de 2006, a las 0 horas y 43 minutos

HUMANO. No he hablado aquí de Pereiro. Demasiado tarde para descubrir las virtudes humanas de un chaval de Mos que podría proclamarse, vía laboratorio, vencedor del Tour de Francia.

Publicado el jueves, 27 de julio de 2006, a las 18 horas y 42 minutos

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Ilustración de Toño Benavides
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