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PLACEBO. Suena como a plebeyo y realmente, es un simulacro convincente.

Siempre me ha llamado la atención el poder de la mente.

Si uno piensa que lo acaba de tomar le va a sentar mal... como sea cabezota de profesión y testarudo por pasión, no sólo le cae mal, sino que le tumba como al hormigón.

¡Cuántas cápsulas, pócimas y ungüentos, tienen eficacia porque pensamos que llevan dentro el genio de la lámpara que nos va a conceder ese deseo!

A otros les da porque les lean la mano y después de haber pagado sus cincuenta eurazos, salen silbando pensando que son hombres nuevos con un imán para los buenos proyectos.

El que no se consuela es porque no quiere.¡Cuántas veces pensamos: eso no será bueno... pero me va sentar de miedo!

Y a veces lo da. Es que si lo analizas da miedo pensar lo atados con celo que estamos: si abusamos de un alimento, - no me meto con los medicamentos porque paso de experimentos -, nos suben las grasas, nos bajan las transamilasas, perdemos dentritos pero ganamos leucocitos... siempre he dicho que las prisas son malas compañías, ya me lo recordaba mi abuela: “Vísteme despacio que tengo prisa”, así que ¿No se podían haber esmerado un poco cuando diseñaron al ser humano? ¿Qué menos que una garantía de un año? Deberíamos de venir con repuestos y opción de acabado. No sé, algo un poco más logrado...

¡El placebo!

¡Cómo nos auto engañamos!¡Cómo logramos desdibujarnos para luego reprocharnos!

El ser humano... ese gran mago que consigue lo imposible y tropieza con torpeza en una simpleza.

Cómo nos propongamos una cosa a degüello... nos dejamos el cuello aunque el resto nos diga: Te estás ahorcando. Nosotros nada... cero cerebro, pero mil y un huevos.

Publicado el domingo, 2 de abril de 2006, a las 18 horas y 30 minutos

CIBER CAFÉ Cuando uno está fuera... descansa, despilfarra y sobre todo, se da cuenta de dónde está su casa.

Publicado el jueves, 30 de marzo de 2006, a las 14 horas y 54 minutos

QUÉ DIFERENTE ES LO CORRIENTE: “Salidas con bolsa”, con lo atrayente: “Salida a bolsa”

Salidas, con o sin bolsa yo conozco algunas. Más o menos respetables, con más o menos opciones de compra y recompra, pero todas en un mercado oscilante que va variando su valor y sus opciones de adquisición.

La salida siempre es la misma. Y no lo digo yo, bien lo explica el texto: “Salida más próxima...” Por eso, nunca hay que situarse debajo, o a menos de dos metros del cartel verde en el que está un tipo saliendo. (La ha visto... y sale huyendo) ¡Lo mismo haría yo!

La salida, con bolsa de Hermès, Vuitton, o de ocasión, deja bien claro que el poder, la elegancia y la sensibilidad, no están en el material. Se tiene o se carece. Y, o, se mantiene, o perece.

Nada y todo tiene que ver con la economía. La salida implica dinero, cambio de manos, riesgo. Subidas y bajadas, vaivenes, ser objeto de deseo y de pasión. Implica transacción.

Las urgencias sexuales: son salidas. Y también lo son, por celos o pasión. Y por definición, y excesivo efecto, lo es, la acción de salirse.

Y lo que ahora hago yo, es usarla como recurso o pretexto para escapar, dejando bien patente el hecho y el dicho bien dicho, agudo y ocurrente.

Publicado el sábado, 25 de marzo de 2006, a las 22 horas y 23 minutos

OPCIÓN A: me ha entrado agua cuando me duchaba. O la B, alguien mentalmente balbucea un nombre corriente, el mío.

Me pitan los oídos.

O para ser exactos, el derecho. Un constante siseo más propio de una tarde de verano que de un estupendo equipo con todos los sistemas modernos.

¡Qué bien estamos hechos! Y que poca garantía tenemos. Algunos días, sobre todo cuando fallan las “inas”: penicilina, codeína... dan ganas de acercarse a la fábrica y pedir repuestos sin taras.

No he visto cosa igual: Los hombres somos los únicos que no sólo venimos sin libro de instrucciones, sino sin la bolsita con los recambios, o la dirección para las devoluciones.
¿Y si hay encargos? Nos hacemos cargo... pero con recargo.

Salimos al parque de atracciones después de mucho Ensayo – Error, y de un aprendizaje torpe y con rencores.

Aquí estamos amenazados por una chapa y pintura desde el chasis hasta la patata. Por eso, a mi cabeza le entra como una especie de resaca, cuando escucha: “No me hace falta, pero me voy a estirar las costillas para parecer más alta... y con la grasa me cubro desde el bigote hasta la barbilla. ¡Cosa fina!... y tengo la ventaja que con la pajita sólo puedo beber agua... así que adelgazo que es una pesada... y sólo por 180.000 euros de nada...”

Ojalá, el pitido del oído no sea nada. O sea una amiga, que quiera contarme simplemente con o sin palabras, lo que la venga en gana.

Yo antes pensaba que la opción C, era la mejor porque la tenían las naranjas. (¿?) Pero ahora que venden las vitaminas en cápsulas, pienso que lo más inteligente es siempre hacer como el agua: parecer corriente, resbalar, y pasar como si nada.

Publicado el jueves, 23 de marzo de 2006, a las 15 horas y 15 minutos

ME ENCANTAN LOS ORIENTALES... por inmortales y por sospechosos.

Da igual que no sean los mayordomos, son los que siempre chillan: ¡Quiaaaaa!

En una película de artes marciales un desestresado pero estreñido figurante, nos comunicaba que llevaba su contrincante nueve años sin hablar.

El motivo, para purificar su alma.

Yo, en ese momento, di al PAUSE, y guarde unos momentos de silencio. Pensé en ese hecho, y acto seguido, tras haber conseguido desatascar con calma, no sólo mi alma, sino también mi aura, me vi constatar que con gracia, templanza y sin ningún ohhhhhMMMM que valga, soy capaz de acelerar y lograr, lo que los súbditos nipones o chinos consiguen en siglos y lustros de paciencia, obediencia y perseverancia.

¿Cómo lo sé? ¿Cómo lo logro? Gracias a la velocidad terminal que me aguanta.

Explicado a los profanos y sin utilizar formulas matemáticas, sería un compendio de:

“No me acuerdo, pero acelero" +
“ Rápido que no tengo tiempo”
------------------------------------------
“Porque me da la gana”

Que traducido a un lenguaje más correcto vendría a significar: Es imposible que la frase “Callada estás más guapa” tenga una base legal, científica y exacta, por lo que afirmo que con unos segundos sin hablar, sólo consigo atascar mis neuronas y perder agilidad. Por lo que si hay que situarse, me sitúo en la frontera de: IMPOSIBLE CALLAR, junto al país de NUNCA JAMAS.

¡Nueve años sin hablar!

¡Qué perfección gestual!

Nueve segundos ya sería para mí una proeza... prometo con el nuevo año chino, intentar... seamos serios, si cuando balbuceaba ya parecía una metralleta de palabras... además, no dicen que el que calla otorga...

¿Aceptar sin luchar? ¿Consentir, reconocer, asentir... sin combatir?

¡Ya... QUÉ MÁS!

Publicado el miércoles, 22 de marzo de 2006, a las 15 horas y 10 minutos

¡LUXACIÓN DE COLUMNA!... ¡Ese hombre no ha visto dos piernas juntas!

Su ADN está cargado de ojos de rana y cuello de jirafa... y una jeta de mofeta, por tufo y careta, que ya la quisieran para sí muchos especialistas y figurantes del “Planeta de los Simios”

Ese viejo verde, salido y bebido, es olímpico: ha tardado décimas de segundo, en quedar a la altura del betún con su babeo y su chasquido seguido de un “Chataaa!” que pasará a la posteridad como lo hizo Nerón con su barbacoa vigilada, o los de Troya por su original: “Qué bonita talla”.

Y pensar que hay virus menos dañinos controlados y congelados. ¡Cómo no voy a estar en contra de la fecundación in Vitro! ¿Y ese prototipo de persona humana DE DÓNDE ha salido?

Quizá os parezca una exagerada, pero esos segundos han sido tan intensos... que he visto pasar mi vida en diapositivas, y para colmo estaban confundidas: ¡Yo no he estado nunca con Atila! Hay espera... aquel chico con cara de caballo al que echaron del jardín botánico por echar sal en un almendro centenario... ¡Vaya! Si es esa la película que me van a poner el último día... prefiero la opción túnel luminoso con voces de fondo, así sabré lo que sienten los famosos más o menos casposos.

Publicado el martes, 21 de marzo de 2006, a las 15 horas y 43 minutos

ESTOY PREPARADA... para comerme las uñas. Para girar y apretar la zapatilla machacando la alfombra sin soltar el mando a distancia.

Me estoy entrenando a diario para coordinar el mojar la magdalena a la vez que sin pestañear consigo no subir las pulsaciones mientras calientan motores.

Estoy preparada para madrugar los domingos a las 7, LAS OCHO... y desayunar entre vuelta y vuelta.

Pero sobre todo, me estoy ejercitando para ser capaz de cambiar de plato y de tenedor, mientras por otro lado, me sirvo lleno el tazón.

Sé que es difícil eso de mejorar los tiempos de desayuno cuando toda mi vida me he relajado mientras ojeaba unos suplementos de los principales diarios. Pero si quiero dar mi apoyo al campeón y conseguir un pijama con el dorsal número 1 patrocinado por “El MEJOR”, he de poner de mi parte y seguir su ejemplo, así que ya me estoy ejercitando con viento fresco.

Ha vuelto la Formula 1, y con ella, la sensación atronadora de que soy la más rápida desayunando, y por supuesto, perdiendo en la cocina sólo unas milésimas de segundo mientras cambio mi plato vacío por uno lleno de galletas y barquillos, y lleno el depósito de mi tazón por otro con chocolate aún mayor.

Hay que controlar muchas variables: la temperatura de la leche y su insistencia para correrse... las cucharadas exactas de chocolate y su punto de fusión con bizcochos y magdalenas, para elegir siempre el idóneo según la temperatura del recipiente... el momento más certero para sacar esa mezcla de harina, huevo y mantequilla sin que pierda elementos que entorpezcan luego una bebida llena de tropiezos. ¡Hay que ser ingeniero!

Dentro del periodo de repostar o más conocido el de los anuncios, tengo que mirar el nivel de líquidos, los conseguidos y los perdidos, y controlar si voy a aguantar hasta la siguiente publicidad sin pasar por el control de desperdicios.

La verdad es que también hay que dominar la incorporación a la carrera. ¡Más de un hermano mío - somos cuatro - , ha perdido una zapatilla en el camino! Y con ella la posibilidad de la pérdida de su cómodo sitio.

La verdad es que a veces piensas que todo va a ir como la seda, y de la manera más tonta uno se despista y ¡ZAS! Todo lo ganado y disfrutado... por los suelos... viendo como el resto aguanta la presión, el calor, dosificando la visión.

Comienza la Formula 1.

¡Suerte campeón!

Publicado el domingo, 19 de marzo de 2006, a las 18 horas y 15 minutos

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Ilustración de Toño Benavides
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