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MI VIDA COMO UN CHINO. Ha llegado la hora de hacer cuentas con el pasado más cercano: mi vida en un piso habitado por cinco chinos de Pekín que se pasan todo el día hablando mandarín. Rima, ¿verdad? En chino, no tanto.
Antes de nada, los chinos son maravillosos. Me explico: la pareja que maneja el cotarro (a quién yo le pago el alquiler, vamos) es encantadora (ya me explicaré, porque traerá cola); con la segunda pareja, unos jovencitos que estudian en la London School of Economics, no tendré compasión (ya lo decía el título de una de Jean Claude Van Damme, “Retroceder nunca, rendirse jamás”).
Un breve paréntesis (he de reconocer que, antes de pasarme al arte y ensayo, frecuentaba videoclubs infestados de huesos rotos por Steven Seagal –cómo crujían, los estoy oyendo ahora– y otras hierbas. Recuerdo cuando alquilé, el mismo día, “Big Foot” y “Pies Grandes”. La primera, de un bicho entrañable adoptado por una familia ¿después de atropellarlo? La segunda, una de Bud Spencer. Creo que la primera película que alquile en mi vida –hay cosas que marcan; por ejemplo, mi primer vinilo: “Más”, de Alejandro Sanz, que se lo regalé a mi hermana por Reyes; lo dicho: hay cosas que marcan–, la primera película que alquilé en mi vida, decía, fue “Target. Agente doble en Berlín”. Nunca me olvidaré).
Al grano (algo que por esta casa abunda): falta una chinita (no de chocolate, que también) con novio domiciliado en Pekín (vamos a decir Beijing, que es como lo llaman ellos, y así también parece que está más lejos: el novio, no Pekín), que responde –ella– al nombre de Yuan. Está un poco p’allá (en el caso de que algún día hubiese estado un poco p’acá) pero, por lo que respecta a la cuota ibérica, tampoco hay queja. Un tet a tet, que se dice (creo): que salgan los afrancesados de debajo de las piedras y corrijan (porque a lo mejor yo acabo de escribir un teta a teta y no un tetè a tetè: Voltaire me pille confesado –y Robespierre, pensaba ahora, afeitado–).
El tema de la china (en el zapato o en el costo, digo en el bolso) creo que ya está más que explotad@ (de la misma manera que es la primera vez que escribo una arroba sin ser en una dirección electrónica y espero que la última).
El caso es que durante mi primera noche aquí (hace más de dos semanas), comencé un cuestionario titulado “SI TÚ FUESES ÉL”, en el que ponía la capacidad de adaptación del destinatario en el hipotético caso de que atravesase por las situaciones citadas (las mías).
Era irónico, jocoso, agudo, ácido e incisivo, pero sin ánimo de ofender. A la cuarta pregunta (cuatro opciones de respuesta posibles), me acosté y dejé la tarea para el día siguiente, sintiéndome un milímetro, pero sólo uno, más cercano a Pilar del Castillo. Es lo que tiene la sociología (así le va a Amando de Miguel).
Después vino la fuerza del cariño. Los chinos me adoptaron y, a golpe de programa (aunque lo siguiente sea un poco bíblico, Mao pasaba de Dios, por lo que debieron de tirar de otro manual), dieron de comer al hambriento, de beber al sediento, de dormir al somnoliento y de vestir al harapiento.
Así, cualquiera, y los chinos terminaron ganándome por los fogones. Sobra decir que no tuve vergüenza, valor ni ánimo para seguir con la encuesta (nadie juega con la mano que te da de comer). Y decidí no establecer ningún otro tipo de comunicación con el extranjero (el extranjero somos todos) hasta que:
a) Los ojos se me terminasen rasgando, lo cual me empezaría a preocupar un poco (como mínimo: petición de cita en el ambulatorio de mi pueblo).
b) Los chinos no son tan buenos, algo querrán: mi conversión al comunismo, que les vaya de cacería en busca de perros (ni uno, por cierto, en la zona), que les pague la pensión completa y luego me revienten a base de arroz (blanco), tráfico de órganos (al principio, nadie tenía mi dirección: la primera noche fue la gran prueba de fuego; me dije: si salgo de ésta, mañana aseguro riñones e hígado; dicho y hecho: una pasta si un día me levanto sin uno o simplemente aparece jodido, siempre, claro está, que no haya mediado Johnny Walker o la familia Bacardí: porque, si no, no te asegura ni Mao), emigrar ilegalmente a Japón y ofrecerme como voluntario para participar en “Humor Amarillo” (remembering Takeshi Kitano, qué tío), boicotear o Berro Seco y dinamitar la romería de los Milagros de Caión, etcétera.
c) Son espías y, aprovechando la coyuntura, me están espiando (Yuan acaba de eructar: yo creo que esto solo lo hacen las espías para disimular e ir de duras, porque si no… Vamos, que a mí no me da por impartir un curso acelerado de fisiología escribiendo un correo a mis amiguetes en la mesa de la cocina). Téngase en cuenta esta opción como la más verosímil (después entraré en detalles).
d) Algo me habrán echado en la sopa que ya no coordino.
Mejor me despido a tiempo. Después de 16 meses sin fumar tabaco, sólo se me ocurre a mí volver al pitillo (durante apenas un mes) en la ciudad donde el tabaco es forastero (a talego doscientas, no veas). Pero ya he cumplido unas 48 horas sin fumar, por lo que ya me considero curado (hasta la próxima).
Además, después de diez días acostándome a las siete de la mañana y levantándome a las cuatro de la tarde (un día me levanté a las ocho de la mañana, pero la fiesta duró solo hasta la tarde siguiente, cuando me levanté a la hora habitual).
La terapia de choque la padezco en estos instantes: ayer no he dormido (porque si me acostaba de madrugada, hoy amanecería de noche) y, acumulando 34 horas sin dormir, dentro de un rato me lo montaré con Casimiro.
A ver si funciona y mañana me levanto temprano y me acerco a Brick Lane.
MB for President
Pinche en el fulano
Publicado el sábado, 1 de enero de 2005, a las 18 horas y 03 minutos
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PUM, PUM. ¿QUIÉN ES?. La Gran Muralla China, ¿primera maravilla del mundo? Con permiso de Lin, mi ecobarbie favorita, podría alzarse con el segundo puesto, pero todo dependerá de los expertos y electores que depositen su voto electrónico en la urna de New seven wonders.
Rizando el rizo o, achinando un poco los términos, laciando el lacio, el Wall Mart rasgado competirá a codazos con los baqueteados tibetanos, que intentarán desbancar, con su Palacio de Potala, a Uncle Mao.
Entre los 150 candidatos a las New Seven Wonders of the World, la catedral de Santiago de Compóntelascomopuedas: Rouco, daddy, sin que sirva de precedente, mi voto es tuyo.
Publicado el lunes, 3 de enero de 2005, a las 16 horas y 25 minutos
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NO SIN MI CHINA. Lin, más que una muñeca de porcelana amarilla, es una barbie rasgada y jardinera. Un modelo que todavía no se le ha pasado por la cabeza al señor Mattel, y no sabe lo que se pierde.
Las comisuras de sus ojos esconden un mapamundi de sensualidad, pero ella, quizás para despistar, se dejó en Little China su brújula de agujas de carne. Si la belleza de Lin habita en una zona sin cobertura, ¿cómo no perderse entonces en su misterio?
Los taconcillos afilados de Lin se hunden en la madera humedecida de un tejado de Camden Town. Ella mira los agujeros de juguete que deja a su paso, a sus pasitos, y se ríe como una florecilla.
Si Lin fuese de Getafe, muy probablemente me parecería tonta y cursi, pero ella, Mao mediante, nació china y barbie. Afortunadamente, la única cosa en común entre una nancy getafeña y una barbie ecochina es que ambas son socialistas.
(Perdona por la cacofonía, Lin, porque yo sólo quería dejar claro que se puede ser a un tiempo republicana, popular, socialista, china, barbie y jardinera. Quizás debiera escribir simplemente ecobarbie, pero eso tendré que consultarlo con tus flores, a quienes libraste, con tus manitas fertilizantes, de ácaros, gastrópodos y nemátodos sin pedirles ningún pétalo a cambio).
Lin, encaramada en su jardín urbano del norte de Londres, luce, fija y da esplendor con su lengua de clorofila. Me comenta que aprendió el oficio en su casa de Little China, donde cuidaba un jardín rojo donde todas las plantas eran iguales ante sus ojos.
Puede que no haya quedado claro que Lin es una china de provincias. Pero todo es una cuestión de perspectiva: si superponemos Beijing a Madrid, ella sería, a ojo rasgado, de un lander alemán o de un cantón suizo.
«Me gustan las flores en la tierra, no en la botella», me confesó esta mañana con su inglés onehundredwords, pero le entendí perfectamente porque el mío es guanjandredguán, que suena a chino pero no.
Lin me cuenta esto mientras aplica la eutanasia a algunos lirios para que la eugenesia se encargue del resto. Concluyo que sus padres, conscientes de las limitaciones de la política «una familia, un hijo», pusieron toda la carne en la ley biológica de su asador y el resultado es Lin. O sea, la especie perfeccionada.
(Así tiene una sola hija cualquiera).
Pero Lin debe esconder entre su pelo lacio y negro algún plaguicida secreto y letal, pues los bisturíes de sus zapatos del 34 agujerean en soledad, y no hay hongo, insecto, termes o pulpo que se le acerque.
Yo, sentado a una distancia prudente, saco mis cuernos al sol, dejándome llevar por la banda sonora tan original de sus pasitos, mientras observo como se agacha para dar de beber a sus criaturas. Ella sabe que mis ojos vegetarianos la miran, pero antes de que se gire, le pregunto:
- Lin, ¿eres feliz en Londres?
Publicado el martes, 4 de enero de 2005, a las 15 horas y 49 minutos
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THE MOST FAMOUS BRICKLAYER OF ITALY. La clase obrera (la que queda) sobrevive a duras penas en Italia. Los building workers transalpinos han vuelto a las portadas de los periódicos por culpa de o gracias a Roberto Dal Bosco, que cambió la paleta por el objetivo y decidió, hace un par de días, lanzarle el trípode de su cámara a un tipo que pasaba por allí, Silvio Berlusconi, que luce apósito en la parte posterior del pescuezo, puntilloso y saturnino objetivo de un muratore que ha terminado arrepintiéndose.
Cosas de la mamma: “Mi familia está angustiada y ve como se desmorona la consolidada certeza de ser una familia perbene”, ha escrito en una carta de disculpa enviada a Silvio, quien no presentará una denuncia pero, lo que faltaba, sí sus credenciales: Berlus ha invitado al albañil cecchino a un encuentro bilateral aunque Rober, que confiaba en que la “fe católica” del premier le aseguraría el perdón”, ha asegurado que no le votará.
En La Repubblica, más lindezas de la GNR, que prepara el segundo asalto del Cavaliere al Nobel de la Paz:
“Su decisión de perdonar tiene un gran significado moral, religioso y político, un valor simbólico de pacificación”, Sandro Bondi.
“Ha sido un gesto de gran magnanimidad que todos nos esperábamos”, Mario Landolfi.
“Es verdad: señor se nace”, Isabella Bertolini.
Y la blanca paloma, ¿quién se la ha zampado?
Publicado el miércoles, 5 de enero de 2005, a las 12 horas y 39 minutos
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MANITAS DE ECOCHINA. Hoy me he calado la capucha antes de subir al jardín aéreo de Camden Town, donde la ausencia de Lin hacía juego con el cielo y su paleta de grises. Mis ojos vegetarianos se estaban preguntando dónde estaría su boquita de grosella cuando mi ecobarbie favorita apareció con sus manitas envueltas en dos protectores plásticos transparentes.
- ¿De dónde has sacado esas bolsitas, Lin?
- Las traje de mi casa.
A los chinos es mejor no hacerles muchas preguntas, no vaya a ser que me vaya a quedar sin respuestas. O, como decía un graffiti que vi en los servicios de La Buga del Lobo, durante mi última visita a Lavapiés: “Cuando tuvimos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”.
Lin, mi segunda investigación más preciada (y cada día con más puntos para convertirse en la primera de la tabla, pues considero más digestiva su lengua de clorofila que las secrecciones de La Canija y El Largo, de las que me ocuparé, cuando encuentre una mascarilla a buen precio), Lin, decía, tiene su casa, que a mí se me antoja casita, en la provincia de Jiang Xi.
“Jiang Xi” me suena a chino, tesoro. A ver si me sitúo: ¿Cómo se llama tu ciudad?
- Nanchang.
Bien, tu ciudad se llama Nanchang, pero dime, Lin, ¿cuántas personas han tenido el placer de verte, durante 23 años, cada mañana?
- Muchas.
Si mi ecobarbie favorita todavía no retiene líquidos, está claro que ya contiene sus palabras. ¿Racionará el uso del DRAE con todos o sólo conmigo?
Tomo notas para MSIMP, o sea, mi segunda investigación más preciada:
«Lin parece que rumia las letras. Apenas le he escuchado una docena de lindezas en toda una semana: “me”, “gustan”, “las”, “flores”, “en”, “la”, “tierra”, “no”, “en”, “la”, “botella”; “las”, “traje”, “de”, “mi”, “casa”; “jiang”, “xi”; “nanchang”; “muchas”».
Por ejemplo, esta mañana le he vuelto a preguntar cuántos años tiene y me respondió con otra cereza: “ya”, “te”, “lo”, “dije”.
Oh, Lin, comprende que, conforme está el cielo, es normal que se me haya nublado la memoria. Además, yo sólo quería contar tus palabras. “Tienes”, “veinte”, “y”, “tres”, le dije. La verdad es que tuve que obviar el reglamento y forzar un poco la numeración, pero al final empatamos a cuatro.
(Lin, nos vemos en la prorroga si Mao quiere y el tiempo acompaña).
Cuando era un crío, tuve un profesor de Geografía e Historia que se llamaba Don Fernando. Tenía barba, era buen profesor y todavía mejor persona. Sólo una pega, ahora que lo pienso: ¿por qué tanto macizo galaico-leonés (tan desgastado, el pobre, que en San Francisco le llamarían falla) y tan poco Yantsé?
Como uno no se plantea todos los días cambiar el objeto de su investigación más preciada, decidí aplicarme y proceder al estudio de los orígenes de Lin.
Tomo más notas para, hasta ahora, MSIMP:
«A pesar de que pedí notificación por escrito, Lin, víctima del cuentapalabras instalado en su boquita asilvestradamente afrutada, escribió el nombre de su provincia separado. Escríbase, a partir de ahora, Jianxi.
Se encuentra en la China meridional (vamos, que Lin es republicana, popular, socialista, china, barbie, jardinera y sureña), por lo que deduzco que los pekineses dirán “Me bajo a Jianxi” y los jianxineses* “¿Subimos de finde a Beijing?”. Bueno, en Concorde, porque hay una buena tirada (aunque, visto como terminó por aquí el asunto del pajarraco supersónico, la compra de una parejita les saldría por cuatro yuanes).
* En investigaciones futuras, averiguaré cómo se llaman en realidad los ¿jianxineses?, que vienen a ser como nuestros jiennenses, pero en plan oriental.
Para mi sorpresa (y la de Don Fernando, si me leyese), el citado Yantsé baña la zona (no creo que ellos puedan hacer lo propio, pues a la media brazada tropezarían contra un pantano). Pero lo que me deja estupefacto es que Jianxi es conocida como “la capital china de la porcelana”. No me equivocaba yo cuando decía que Lin es como una muñequita (se sobreentendía que de porcelana) amarilla. ¿Será la casualidad causalidad?
Antes de que me trastoque mis preguntas, ya le tengo preparada a Lin alguna respuesta: Jianxi ocupa un territorio de 1.669.000 kilómetros cuadrados (tres veces largas más que nuestro Estado), en el que viven unos 40 millones de chinos, que se cuentan pronto… O sea, los mismos –no me refiero a los chinos, sino a los habitantes– que en España. A todo esto, ¿cuántos habitantes tendrá Jaén?
Ahora bien, lo que a mí me preocupa realmente es cuántos de tantos han tenido el placer de escuchar los taconcillos de Lin cada mañana.
La cosa se complica: la “población” de su ciudad es de 1,57 millones de personas (afortunadas) y la “población urbana”, de 4,07 millones. Esto no se come ni con palillos. Dejo de tomar nota para MSIMP: creo que me he hecho la china un lío…».
He decidido que mañana le pediré a mi ecobarbie favorita que me explique, en pocas palabras (y no va con recochineo), el misterio que la envuelve a ella y a su ciudad. Si me atrevo, y con esto mi segunda investigación más preciada se llevaría el cum laude, le pregunto también:
- Lin, misterio mío, ¿sabe tu boquita a grosella?
Publicado el miércoles, 5 de enero de 2005, a las 17 horas y 14 minutos
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OPERACIÓN BALTASAR. “¡Estás rodeado!”, gritó la belleza, mientras yo me disponía a salir con las manos en alto del Hat on Wall, donde Ponny Tail Girl cabalgaba a lomos de su coleta, la cuñada de Lucy Liu servía pintas de Guinness y la escritora mulata de cuentos infantiles cultivaba flores blancas en su melena recogida.
Publicado el jueves, 6 de enero de 2005, a las 19 horas y 36 minutos
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UH, AH, LAS CHINAS SERÁN GUERRERAS. Los chinos andan más salidos que un cerdo agridulce. ¿El problema? En Maoland nacen 119 chinitos por cada 100 chinitas. Por eso, sus gobernantes han estado trabajando como chinos de sol a sol (naciente) y decidieron tomar cartas en el asunto, no preocupados por la dificultad que encuentran los kamasutros para ejercitarse en horizontal, sino porque su política del hijo único ha alentado en los últimos años el aborto selectivo de niñas (Grrrl), no tan deseadas (ingratos) como los niños (que corrían el peligro, pensarán las homófonas autoridades, de achuecarse).
La solución pasa ahora por la prohibición de las pruebas ultrasónicas para detectar el sexo del feto. Pero yo me pregunto: ¿realmente se ve el palillito?
A mí no me toman por el pito del sereno: lo único que se observará es que los muy sinvergüenzas ya tienen las hormonas revolucionadas antes de llegar a este mundo con un saquito de arroz debajo del brazo.
¿La venganza está servida? Incautos turistas, ojo con las Chinese Riot Girls.
Al tiempo.
Publicado el viernes, 7 de enero de 2005, a las 18 horas y 19 minutos
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DESDE A BEIRA ALTA.. No me concibo mujer, aunque más no sea por los pies, tan feos, de los hombres, todos aquellos dedos moviéndose dentro de la cama.
António Lobo Antunes, Babelia.
Publicado el sábado, 8 de enero de 2005, a las 19 horas y 21 minutos
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ON THE ROAD (A.K.A. CHINITOS, AHÍ OS QUEDÁIS). El tratamiento de choque ante una ingesta masiva de chinitos pasa por coger el coche y esconderse en cualquier pliegue del mapa de carreteras británico. Como, por no tener, no tengo ni carné de conducir, el remedio curativo me lo proporcionó mi asistente social y amigo Matthew, que tuvo a bien conducirme a un punto lejano de la costa este inglesa.
Una vez en su coche, ejerciendo de copiloto imposible (¡Matthew, arráncalo, por Dios!) y acompañado, en la parte de atrás, por Oliver, el cantante de The Koreans, partimos hacia nuestro dorado marítimo, Southend-on-Sea, allí donde termina el sur y comienza el mar. ¿A qué suena bien?
(Antes de nada, querría manifestar mi estima a los correctores automáticos, esos pitonisos de la palabra, que escriben “bar”
–qué rappelianos– cuando quiero decir “mar”. El tiempo, y las circunstancias, le terminarían dando la razón).
Una ciudad que no te ofrece ni una plaza de aparcamiento gratuita merece una mínima sospecha, pero no íbamos a permitir que la tranquilidad del viaje –con banda sonora de Boards of Canada y Hymie’s Basement– se convirtiese en un vado de hostilidad apto para aparcar nuestra reticencia hacia las autoridades locales.
Para mí, las ciudades inglesas, británicas y hasta las irlandesas son como los chinos. A priori, parecen todas iguales pero, como ellos, sus facciones siempre deparan alguna sorpresa. Southend-on-Sea, que prometía un skyline de castillos de arena y melenas al viento, fue para mí, para nosotros, como el Huevo Kinder de un diplodocus.
No pasaría nada si la realidad superase mi imaginación, tal y como sucedió cuando advertí que la sempiterna calle peatonal que rendía culto al consumismo conducía a una línea de ¿playa? sembrada de Amusements (en mi pueblo, aka salas de máquinas), parques temáticos (e.m.p., aka barracas), minicampos de minigolf (e.m.p., aka Golpe Pitch & Putt), fish and chips (e.m.p, aka pulpo á feira) y public houses (e.m.p, aka tabernas). Let’s go (en mi pueblo, aka vamos), a shit (e.m.p, aka rima).
Pero lo que nos dejó embaladamente estupefactos fue…
Publicado el lunes, 10 de enero de 2005, a las 13 horas y 57 minutos
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DAME LAQUITA QUE QUIERO MORIR... He llegado tarde a la cena con mis chinitos, pero no es el momento para disculpas y, de perdidos, al Yantsé.
Por circunstancias que no vienen al caso, me planto en un sarao organizado por la comunidad española en Londres: la presentación del libro equis zeta. La primera advertencia, nada más llegar, procedió de una pava desplumada de la añada del 92 (del siglo pasado), que me destripó, de abajo arriba, con su mirada.
(La barba –y la marroncilla chaqueta working class– es bella).
No supe entonces si atrapar el canapé de salmón de granja o recoger mis vísceras, pero al final, ante la escrutadora mirada del personal, que sumaba cuatro calendarios cristianos, decidí subir aguas arriba.
Una española cincuentona (que ayudó a bajar considerablemente la media de edad) y, como pude extraerle posteriormente, con tres hijos, varones (qué ejpañol), me dijo que aquello era muy interesante, dado que el restaurante, de inspiración valenciana, era de postín. Y de pastón, me callé yo.
Entre el drum y el drama, los minutos pasaron entre alopécicos y panzudos machous y abuelitas con alma de drag queen. Fue cuando me acerqué a un patroncete, que intentaba sujetar una copa, que a su vez asía ciento veinte kilos de huesos y media libra de farandol, y le insinué si me prestaba su corbata.
Me salvó su alzheimer galopante, que me proporcionó un camarón a la trenca en vez del ininteligible nudo inglés. Si no, ya estaría yo ahora cavando mi fosa con la letra a, de ahorcado.
Publicado el lunes, 10 de enero de 2005, a las 23 horas y 47 minutos
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DESDE UN BARRANCO DE VÍZNAR... Europa se arranca las tetas, Asia se queda sin lunetas y América es un cocodrilo que no necesita careta.
Federico García Lorca, Solo del pastor bobo.
Publicado el martes, 11 de enero de 2005, a las 18 horas y 38 minutos
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¿CHINA O JAPÓN? III: ESTOY EN HUELGA. ESO SÍ, A LA JAPONESA. Fernando Sánchez Dragó dice que quiere montar una comuna para ponerse hasta arriba con Escohotado y Cía. y cobrar a los incautos que se dejen caer por su pueblecito de Soria, que no es suyo, pero casi (viven 20 y el tío ya ha comprado varios inmuebles: pretende montar una casa rural para mantener el tinglado y organizar cursos de verano a la escoriala).
Allí vive con una japonesa de 30 años. Él tiene 67, lo cual no tendría mayor importancia si no se apellidase: de primero, Sánchez (aún tiene un pase); pero de segundo, Dragó (no, es él).
La chiquilla (según él, ella le entró, haciéndole preguntas tontas –esto, siempre, según él– en el despacho, y él se dijo a sí mismo: esta chiquilla quiere otra cosa –qué macarra, Sánchez–, por lo que le invitó a ir al supermercado –qué rara es la gente–, después a subir las bolsas a su casa –empezamos a entendernos– y luego, según él, hasta hoy: en definitiva, como las películas de Hollywood, que pasan de un primer plano del cabezal a una mañana soleada, pongamos, en Manhattan: iros a tomar por culo.
La chiquilla, decía, es la hija del jefe del Metro de Osaka (yo creo que ni la más elucubradora de las ficciones lo bordaría tanto: hija-del-jefe-del-metro-de-osaka, manda huevos).
Podéis leer una entrevista a Fernando Sánchez Dragó (no os la leáis toda que después no dormís) en el archivo del Magazine de elmundo.es
Yo la leí a salto de párrafo y, a pesar de toda la prudencia, me ha salido un yoga en el furúnculo (porque ésta es otra: el rollo espiritual que se traen y el octanaje sexual que desprende el personaje –siempre según él, no os olvidéis–, que dice haber sido muy así y haber hecho muy asao con muchiiísimas mujeres: yo, entre nosotros, creo que es un cerdo).
La casa está decorada en plan islote, a la japonesa, porque Fernando, como sabéis, es un ¿nipófilo?, ¿japonófilo?, ¿solnacientófilo?
A ver, si los estudiosos de la cultura china son sinólogos, ¿cómo carallo se llaman los que se saben de memoria todos los hits de Humor Amarillo, Candy Candy o Beat Takeshi?
Podría preguntarle a un chino de estos, pero estoy de huelga a la japonesa y prometo seguir escribiendo hasta que el yen pida papas.
¿Me darán de comer?
Voy a hacer como que voy al servicio.
Publicado el miércoles, 12 de enero de 2005, a las 18 horas y 20 minutos
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¿CHINA O JAPÓN? II: SALIDA DE EMERGENCIA. Lo bueno de no tener armas bacteriológicas ni de destrucción masiva es que uno tiende a la compensación: por ejemplo, siempre nos quedará Josele (Santiago) y su primer disco en solitario, Las golondrinas etcétera, imprescindible: escuchar Sin perdón dormid, Mi prima y sus pinceles u Olé Papa te quita el pesar de no haber tenido el Scalextri o de que el Porsche de Rico viniera roto de fábrica.
(¿Quién no ha jodido de crío algo y después ha dicho, y hasta se lo ha llegado a creer, que venía defectuoso de fábrica?: en mi caso, venía jodido, es cierto, y me pasó lo mismo con el tren eléctrico de los Airgam Boys o cómo carallo se llamasen. La verdad es que siempre tuve unos padrinos –y siguen siendo los mismos, pero el ahijado ha crecido– muy generosos).
Y todo ello más barato –las canciones, decía– que una ristra de balas o una pinta de estricnina.
Publicado el miércoles, 12 de enero de 2005, a las 18 horas y 21 minutos
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¿CHINA O JAPÓN? O, COMO DIRÍA CONFUCIO, A QUIÉN QUIERES MÁS: ¿A TU PADRE O A TU MADRE?. A veces es como si me muriera un poquito. Otras, quiero una metralleta a mano. Tampoco me importaría agenciarme una fumigadora: no con bidón sino con hélices. Me da por pensar, aunque no quiero, en cómo funcionan los resortes del otro (el otro, claro está, es chino; el otro también me lleva, no sé porque, aunque la rasgadura es obvia, a aquellos japoneses perdidos en una isla del Pacífico que, años después del alto el fuego, todavía creían que estaban en guerra, la segunda, y mundial: es un romanticismo aceitunero y kamikaze, menos es nada).
Porque el otro también piensa, susurra, vive aquí al lado y es tu enemigo (bueno, mi enemigo: pared con pared).
Pienso: a éste, El Largo, habría que decirle –tiene 24 años: ¿será la edad o se quedará así para siempre?– qué le parecería encontrarse en Moscú, chapurreando ruso, y vivir con cinco iraníes que hablan árabe.
¿Lo entendería? Porque esta gente –y esto no es resentimiento– estudia en la London School of Economics y lo que tú quieras, pero ¿sabrá hacerse la O con un canutO?; si viese uno, ¿se interesaría por él?, ¿percibiría un olor distinto?, ¿distinto a qué?, ¿pediría una calada? o –y respeto todas las diferencias culturales que puedan pensar porque, entre otras cosas, yo soy tan diferente como él, ¿o no? – se metería corriendo en su cuarto pillándose la cola al cerrar la puerta.
Muy probablemente, esto último.
Sho, y tampoco tiene ningún mérito, estaría confraternizando con eso que echa humo y preguntando cómo se dice flai en mandarín, que no ha de ser muy distinto: Rha Uul, Nuestro hombre en Shanghai, ha de saberlo.
¿Rha Uuuuul?
¿Aló?
Publicado el miércoles, 12 de enero de 2005, a las 18 horas y 23 minutos
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NOTA DEL EDITOR DE MVCUC. (Des)motivado por la incomprensión a la que se ve sometido Matías Bruñulf con La Canija y El Largo, estudiantes de la London School of Economics, el único ser no rasgado de Chinaflat declara una huelga unilateral hasta que la susodicha pareja masculle palabra.
Firmado: El editor de MVCUC
P.S.- Huelga que será, para llevar la contraria, a la japonesa.
Publicado el miércoles, 12 de enero de 2005, a las 18 horas y 27 minutos
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DESDE OLD STREET... Los openings son un submundo del universo artístico. Varían en función de la obra que se expone, del autor que la firma pero, sobre todo, de la gente que asiste a ellos. Una exhibición no es tal si no recibe un bautismo con un público escogido para la ocasión, que quizás no compre ni preste atención a lo expuesto, pero garantizará una foto cool en las publicaciones de prestigio.
Días atrás, los habituales de estos saraos, una fauna urbana digna de estudio, tomó Hoxton Square para rendir tributo a la cerveza japonesa e india que distribuían los chicos de Deluxe Gallery y del White Cube, donde se inauguraba una colectiva y se presentaban los hallazgos de Gavin Turk, que mareó a los invitados con su laberinto de aluminio y cristal: el arte es así de sufrido.
La noche del pasado miércoles, sin embargo, fue protagonizada por una artista mundialmente conocida por su viudez. De hecho, Yoko Ono, viuda de John Lennon, sigue viviendo del «haz el amor y no la guerra», como dejaba patente una instalación de Odisea de una cucaracha , donde se invitaba al neófito a formar parte de una obra de arte previa estampación, sobre mapas de zonas en conflicto, de la leyenda «Imagínate la paz».
Cumplida la utópica tarea y recorrida la galería Victoria Miró, el visitante podría llegar a una conclusión: los openings son un coñazo, aquí no se puede ver nada y no vaya a ser que me detengan por pisar ese trapo ensangrentado que alguien ha puesto debajo de mi zapato.
La alternativa para no sucumbir ante este panorama, según lo observado, pasa por encomendarse a la bebida y al ligoteo intelectual, instintos primarios democratizadores que igualan al personal convocado: estudiantes en su pubertad creativa, nuevos ricos del arte, críticos de distinta ralea, famosos locales al calor de los flashes, pijerío con ínfulas trascendentales, gente del endogámico sector y señoritas que sí parecen obras de arte.
Entrevistar a Yoko Ono para que nos hable del «fantasmagórico pasaje a través del tiempo» es misión imposible. Su visita es fugaz y nos quedamos sin su interpretación de unas instalaciones con alma neoyorquina: piezas gigantes rebozadas en sangre (platos rotos, zapatos, cubos de basura rebosantes de culos, pantorrillas y puños), crudas fotografías de gran formato (crímenes urbanos, niños famélicos, edificios bombardeados) y trampas donde el poco tentador cebo para humanos es un amasijo de libros. ¿Pero era éste, acaso, el motivo de semejante peregrinación?.
Quico Balay, La culpa de todo la tuvo Yoko Ono.
Publicado el jueves, 13 de enero de 2005, a las 18 horas y 29 minutos
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DESDE LA SELVA LACANDONA... Se necesitan mitos transgresores para tiempos en los que la transgresión no parece tener ninguna finalidad histórica, se consuma en sí misma y ante la mirada de una clientela social amenazada por todos los miedos y desprovista de cualquier esperanza, tan transgresora puede parecer lady Di como el Che.
Manuel Vázquez Montalbán. Nota sobre globalizadores y globalizados.
Publicado el viernes, 14 de enero de 2005, a las 18 horas y 30 minutos
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YA SOMOS... mil trescientos millones de chinos. Eso sí, sin tener en cuenta los chinitos de la China rural escondidos debajo del fregadero, pues el límite de las parejas campestres está en dos churumbeles, y los hijos adoptivos de Chinaflat, o sea, el el que esto suscribe.
Ya somos, pues, mil trescientos millones de chinos más uno.
Que se dice pronto.
Publicado el sábado, 15 de enero de 2005, a las 23 horas y 12 minutos
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ECOLUTO EN CAMDEN TOWN. Lin no se ha subido esta mañana al jardín aéreo de Camden Town. Allí arriba, el cielo vestía un traje gris marengo y algunas florecillas hincaban sus rodillas en las macetas...
Lin, vuelve, sin ti no somos quienes de hacer la fotosíntesis.
Quizás mi ecobarbie favorita no se ha dignado a salir de su casita porque hoy, para ella, es un día triste: Zhao Ziyang, el ex dirigente, valga la redundancia, comunista acusado de no ser lo suficientemente duro durante la matanza de Tiananmen, ha muerto.
Delfín de Deng Xiaoping, fue visto en público por última vez hace 16 años en la famosa plaza roja, antes de ser destituido tras la represión, adonde se acercó la víspera de la declaración de la ley marcial para pedir perdón y decirles a los estudiantes que todavía no habían palmado:
"He venido demasiado tarde".
Tampoco es que se haya ido demasiado pronto: 85 años.
Publicado el lunes, 17 de enero de 2005, a las 12 horas y 16 minutos
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DE PROFUNDIS (BREVE APUNTE PARA EL LIBRO ROJO DE MB). Los chinos no salen del armario, salen del chinero.
Publicado el lunes, 17 de enero de 2005, a las 19 horas y 59 minutos
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CRÓNICA YO-YO. Hace frío y no me apetece hablar ni de chinos ni de chinas, pero esto es Chinaflat y la diversidad brilla por su ausencia. Es más, la diversidad soy yo y, como voy por libre y habito dentro de mí mismo, tampoco es que note mucho la diferencia. Siempre me quedará el espejo para darme cuenta de que la reserva resiste.
La reserva, como la diversidad, soy yo. Crónica yo-yo, ese artefacto de alma gallega (uno no sabe si sube o si baja) y origen chino, para variar, inventado en el año 1000 antes de Cristo con la intención de hipnotizar al personal (así, supongo yo, se le han quedado los ojos).
La verdad, que no es única ni verdadera, es que el juguetito de marras nació como un artilugio de caza (sin ir más lejos, y para eso todavía hace falta cruzar un charco, aún podemos encontrar a algún gaucho de postal con una evolución del aparato: las boleadoras).
La historia, que es siempre la misma y por eso se repite, quiso que los europeos se divirtiesen con el bicho y que un inmigrante filipino (en los Estados Unidos y con apellido español) decidiese comercializarlo, hasta que un norteamericano le compró los derechos, registró la marca yo-yo ® y empezó a vender el producto a europeos, filipinos, españoles y chinos.
En fin, no sé de qué nos extrañamos.
Publicado el martes, 18 de enero de 2005, a las 11 horas y 15 minutos
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LA OTRA ORILLA. Atravesar Richmond Bridge. Devorado por la lluvia, corazón encogido. It’s raining in London y la ciudad nunca ha sido tan bella durante los últimos meses. Cruzo el puente de Richmond empapado como antes caminé, soleado, sobre el Tévere. Cuando la pena se instala dentro, las ciudades moldean sus geografías. Llueve sobre mojado en Londres y, bajo el paraguas, ella.
Publicado el martes, 18 de enero de 2005, a las 17 horas y 11 minutos
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LAS BOMBAS SALEN DEL ARMARIO. Chinapress informa continúa con su campaña Mao, sal del chinero ya y da cuenta de la última noticia proveniente de los States.
¿Leerlo para creerlo?
EEUU estudió lanzar en Irak un arma química que volviese homosexual a su enemigo
Chinapress (Washington).- Las Fuerzas Armadas de EEUU estudiaron fabricar una bomba gay para provocar la homosexualidad en el enemigo y con ello minar la moral y la disciplina de las tropas, según un documento secreto que acaba de salir a la luz. Parece una broma o un complot de grupos homofóbicos, pero el proyecto fue presentado con toda seriedad en 1994, con un presupuesto previsto de 7,4 millones de dólares para el desarrollo y producción masiva durante seis años de esta arma y otras no menos descabelladas, informa El Periódico de Cataluña.
La idea partió del laboratorio de la base Patterson Wright de la Fuerza Aérea, en Dayton (Ohio), y está incluida en una propuesta titulada Productos químicos para el hostigamiento, irritación e identificación de los malos, que se presentó ante el departamento del Pentágono que se encarga de desarrollar armas químicas no letales.
Qué cante en el Pozo de Tío Raimundo
Entre sus ideas para lograrlo está rociar a los enemigos con una sustancia que provoque halitosis "grave y continuada" o mal olor para hacerlos "fácilmente identificables" durante semanas. A los que fuesen impregnados con estos productos "les sería imposible mezclarse con la población local", que presumiblemente huiría de su presencia. El documento, además, propone un plan digno del coyote para capturar al correcaminos: colocar colmenas en una senda usada por los enemigos y rociarles un producto químico que vuelva locas a las abejas y las lleve a picarles a discreción.
Malditos roedores
Asimismo, los científicos de las fuerzas aéreas de EEUU quisieron reclutar a las temidas ratas y a "animales mayores" para que, atraídas por sustancias especiales, atacasen a los enemigos y provocasen el pavor en sus filas. Entre esta caterva de sugerencias está la aplicación de la recomendación, "haz el amor y no la guerra", con la idea de fabricar extractos que socaven la disciplina y la moral de las unidades enemigas exacerbando la líbido, señala El Periódico de Cataluña. "Un ejemplo de poco gusto pero completamente no letal serían los afrodisíacos potentes, especialmente si el producto químico también provocase comportamientos homosexuales", afirma el documento.
La propuesta, de tres páginas, hecha pública con ciertas secciones tachadas, fue obtenida por Sunshine Project, una organización privada que se opone a la investigación con armas químicas. Edward Hammond, uno de sus responsables de la organización, ha afirmado que le escandalizó ver que se considerara "algo así". Por su parte, el teniente coronel del Ejército Barry Venable, portavoz del Departamento de Defensa, ha indicado que el concepto de la bomba homosexual "surgió básicamente en una sesión de sugerencia de ideas y fue rechazado inmediatamente". No obstante, Hammond afirma que no fue así, ya que la propuesta del laboratorio Wright fue distribuida a varias agencias del Gobierno en 2000 y un año después llegó a las manos de la Academia Nacional de Ciencias, que desde 1863 asesora al Gobierno sobre asuntos científicos y tecnológicos.
Publicado el martes, 18 de enero de 2005, a las 18 horas y 28 minutos
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DESDE OAK VILLAGE... Nada bueno tenía que hacer con el fouciño. A esa hora del día y por allí no era normal que lo llevase.
Una parroquiana, minutos antes de que el bruto la emprendiese con su mujer. La Voz de Galicia.
* Fouciño: diminutivo de fouce, hoz.
Publicado el miércoles, 19 de enero de 2005, a las 14 horas y 01 minutos
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QUIÉN ES QUIÉN, DE MB JUEGOS. La vida en Chinaflat es cordial, pero bajo una aparente educación hay algo que se esconde: la alfombra y el polvo. Aquí, todos somos (pero unos, más chinos que otros). A saber:
Chinalord & Chinalady
O sea, mis caseros. Podrían pasar por doctorandos, aunque en realidad son más talluditos de lo que parecen. Bien es cierto que todos tenemos un primo que roza los cincuenta y al que le falta entregar la tesis. Claro.
Pekineses, él ya va por su segundo máster y ella trabaja como una china en un negocio de sándwiches veloces. Chinalord lleva, como cualquier japonés (o baturro) de picnic en la Fontana di Trevi, gorra de béisbol con logo yanqui. Chinalady, los pantalones.
Te puede decir las cosas muuuuy educadamente a la vez que te congela el bazo con la mirada. Son buena gente pero, como diría Neoman, buena gente es quien no pega a un padre.
Cocinan... de puta madre.
La Canija y El Largo
Son lo peor. Estudiantes de un master de empaque en la London School of Economics, se supone que, para ser admitidos allí, sus conocimientos de inglés deberían ser sobresalientes, pero es algo que no consta en acta.
La Canija (muy canija) y El Largo (muy largo o, como dirían en la Tacita, mu canijo: una pajilla, vamos), además de ser lo peor, no hablan. Cuando lo hacen, sujetan una mandarina en una mano y un cuchillo en la otra. Son jóvenes pero infantiles. Caprichosos y consentidos. Chinalady sabe por qué...
La chunga pareja se pasea a todas horas por los pasillitos de Chinaflat en pijama, pasito a pasito, sobre todo ella, que camina, siempre siempre, detrás de él. No importa el momento, si es día o noche, verano o invierno: La Canija y El Largo van al servicio juntos.
Tampoco pasa nada, ¿no?
¡Los cojones! El servicio no es el cuarto de baño. En éste se sitúa la bañera, el lavabo y un toallero donde reposan trapos y toallitas humedecidas. ¿Con qué? Mejor no darle vueltas: un asquete. El servicio, en cambio, mide poco más de un metro y medio cuadrado. ¿Imposible? Pregúntenselo a La Canija y El Largo, que van juntos. Y eso que él supera los dos metros de altura, y no es coña.
Allez la China, patria de contorsionistas.
Y ésta, queridos, se ha convertido, desde que pisé Chinaflat, en Mi investigación más preciada.
La china saltarina
También conocida, en petit comité, como The Jumping Chinese, es el bípedo más interesante de este apartamento achinado. Es simpática, culta y tiene un conocimiento de Occidente que me deja con los ojos rasgados. Porque aquí, en Chinaflat, ni Mao sabe quién es Elvis, Dylan y, si me descuido, Jesucristo. Ella, en cambio, nació en una cuna de artistas y se crió entre bambalinas. Su padre, más cerca de los sesenta que de los cincuenta, todavía sigue bailando. Y no, precisamente, sevillanas.
La china saltarina se ha dejado ver en los últimos días con un mozuelo asiático, intuyo que de su país, porque cuando hablan a mí todo me suena a chino.
Es, a juzgar por nuestras conversaciones nocturnas, soltera. No es fea, más bien lo contrario, aunque los cánones de belleza orientales son inescrutables. Pero claro, a mí no sé que me da cuando, a medio metro de distancia, sentados en la mesa de la cocina, se arranca por soleares.
O sea, articula eructos sin ningún tipo de pudor y hasta con arte. Socialistas sí, pero eructos al cabo.
Y tanta confianza, a mí...
Publicado el jueves, 20 de enero de 2005, a las 10 horas y 57 minutos
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FROM SANTIAGO DE COMPOSTELA, GALIZA, SPAIN, EUROPE... Pienso morirme sin ponerme un condón.
Manuel Fraga Iribarne. El Pais.
Publicado el jueves, 20 de enero de 2005, a las 14 horas y 03 minutos
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CARTA PRIMERA Y RESACOSA. Autumn, IV Months B.C.
Hoy me desperté a las dos de la tarde, me tome dos alka-seltzer y me volví a meter en la cama. Dos horas después, consideré que mi estado era suficientemente cristiano como para poder soportar la cruz de mi resaca.
Pienso, como siempre, en Chape y en su poder antigrasa (con tu inteligencia y mis resacas podríamos llegar muy lejos).
No me arrepiento de no haber ido a clase (de inglés, tres horas todas las mañanas, ni rastro de progresión). Salgo a la calle sin meterle nada al cuerpo.
La resaca de hoy se debe a la cantidad de copas de vino que engullí ayer después de una conferencia de Manuel Rivas (...). No me emborraché, pero debí ingerir una cantidad nada despreciable de tinto (...).
Me fui a uno de mis refugios favoritos, The Lock Tavern, a tomarme un capuccino (sic), a leer The Guardian y a tomar el sol.
La tarde era plomiza, los rayos brillaban por sus ausencias, hoy no habían comprado los periódicos y mi estomago me sugirió una cola, que no tenía gas y sabía poco a coca.
Nunca entenderé porque la cocacola es “buena” para el estomago y para quitar el óxido. Si me como una cuchara oxidada y bebo cocacola, ¿puedo restaurar la cuchara sin joder mi estomago? Increíble (sea cual sea la respuesta).
Nada, que para hacer tiempo (...), me pase por el mercado de Camden y me dejé caer por el puesto de comida china que me hace un precio: dos libras por la experiencia.
"Esta vez, la señora Chong se me acerco al oído, al tiempo que me servía un cerdo mas agrio que dulce, y me dijo, susurrando:
- Ya no nos quedan abuelos.
- Entonces, ¿qué pasara manaña? –le respondí yo, preocupado.
- Empezalemos pol los tíos políticos, que son mas dulos de loel.
- Me lo imagino –asentí–. Con lo tiernos que estaban los abueletes.
- Ya, pelo no nos queda ni un viejo en toda la paloquia.
A todo esto, son animistas.
Encima del arroz depositó los restos del viejo Sr. Chong, que se iba definitivamente, al tiempo que me confeso:
- Algo tendlemos que hacel, polque si no en Hong Kong nos coltan los cojone.
Recordé en ese momento que, con las perras que les había dado en un mes y medio de activa gerontofagia, los Chong se habían comprado un dúplex sobre plano en el Lejano Oriente. Y, viva Dios, pensaban pagarlo letla a letla, aunque la familia se le fuese en ello.
Al primer mordisco, me acorde de Won, carne de relato.
Antes de terminar, me llamó mi madre. Hablamos fluidamente y, cuando se cortó, decidí tirar los restos del Sr. Chong a la papelera.
Entonces me acordé de los chilenos y uruguayos cuyo avión se estrelló en los Andes en el 72, y pensé:
- La gente comiéndose entle ella y yo despleciando al tielno Senhol Chong".
Matías Bruñulf desde el Cyberchino, Camden Town. Resaca de letras y blogxploitation.
* Advertencia (por si esto lo leyese algún crío): El texto entrecomillado es ficticio.
Publicado el viernes, 21 de enero de 2005, a las 16 horas y 23 minutos
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CHINAFLAT EXTRAMUROS. O sea, más allá de la gran muralla.
Todo comenzó con la señora Chong. Bueno, todo comenzó hace diez años, cuando una novieta alcalina me salvó de la inanición, día tras día, hasta sumar meses, transportándome hasta un chino cercano a Reina Victoria, en Madrid. Recuerdo que tenía un improvisado escalón de madera a su entrada, un ambiente penumbroso, una leyenda negra acerca de una cucaracha que se habían encontrado unos estudiantes a quienes conocía, lo cual aportaba realismo a la historia, y varios chinos con sonrisa de cadena cien.
No, no hablaban español.
Dejé de entrar en un restaurante de ese tipo (pues sí que fui a chinos con enjundia a flirtear con alguna pata laqueada) hace años, hasta que llegué a Londres y, altibajos económicos, me vi obligado a dejarme caer por los Stables, en Camden Town, donde la oferta gastronómica es inversamente proporcional a su calidad.
Como tenía una amiga japonesa con cara anchísima, planísima y empanada que trabajaba en el puesto de la señora Chong (y gracias a ella nos sacábamos la bandejita de arroz y pollo por dos libras, casi la mitad del precio habitual), terminé aficionándome al chino de marras, guardándole una fidelidad que ya quisiera Espartaco Santoni. Ni muerto.
Entonces, con la intención de narrarles la evolución de mi dieta thamesera, me acerqué al Cyberchino. (un restaurantenete donde me hice fuerte en aquellas iniciáticas jornadas) para enviarles un correo electrónico a mis amigos del continente.
Decía tal que así...
Publicado el viernes, 21 de enero de 2005, a las 16 horas y 32 minutos
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DESDE OAK VILLAGE.... Mañana cumplo treinta y cinco años: la mitad de lo que espero me dure la vida. No pido más; menos, me parecería una putada siniestra. Si he de ser sincero, hasta el día de hoy no he hecho una sola cosa de la que deba sentirme orgulloso (quizá aquel partido de futbito, a mis diez años, contra el Santa María del Mar; quizá alguna muestra de afecto o amor absolutamente desinteresados), pero sí he cometido un par de canalladas de las que nunca acabaré de arrepentirme (y aunque podría justificarlas, lo cierto es que causaron mucho daño a personas que quise de veras). Estos mis siete lustros de absoluta vacuidad sobre la tierra se prodrían resumir en una brevísima noticia: Xurxo Chapela. Nació, creció (poco), no se reprodució (la Naturaleza es sabia) y es muy probable, a juzgar por la vida que (lo) lleva, que muera antes de 2075.
Espero nacer mañana otra vez. A ver si vengo con un pan debajo del brazo.
Xurxo Chapela. Segundo nacimiento.
Publicado el viernes, 21 de enero de 2005, a las 18 horas y 16 minutos
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SILENCIO. Lin es monosílaba.
Publicado el sábado, 22 de enero de 2005, a las 20 horas y 47 minutos
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¿DÓNDE ESTÁ LEONARD? A.K.A. RETRANCA SOCIALISTA. Buscando desesperadamente en un encuentro digital con Carlos Boyero una cita gloriosísima sobre la última voz de Leonard Cohen, mi Chinalady abre la puerta (aquí todo es de todos: la discreción...) y me comenta que los pubs británicos van a ampliar su horario de cierre, establecido a las once.
- Estarás contento, ¿no?, Matías.
Para mí que el ¿no? es un do you? o un won't you?, pero ni me acuerdo de lo que me dijo porque:
- Uno: creo que el editor o el mandado del periódico digital de marras ha suprimido, quizás tachándolo de misógino, el hallazgo, pues habrá pillado (de un zarpazo) la frase pero no la idea.
Poor Leonard.
- Dos: y la china, ¿qué me está contando? ¿Acaso tienen los chinos retranca? ¿O son alérgicos a la cebada?
Es que no beben, no viven, no traspasan.
Oh, my Mao!
Publicado el lunes, 24 de enero de 2005, a las 20 horas y 07 minutos
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DESDE EL ÁLAMO ALADO... Ya no está bien cómo me miras / Parece como si me amases.
Brigado Perón. Pensamientos funestos sobre la marginal estupidez.
Publicado el martes, 25 de enero de 2005, a las 16 horas y 33 minutos
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CARTA PRETÉRITA A X.C. Autumn, IV Months Before Chinaflat.
Yo (te) escribo, Chapela, pero no (te) envío. Ayer, por ejemplo, redacté y borré cuatro o cinco apuntes a tu antepenúltima ocurrencia (insistías en el desamor, que no es el peor de los estadios, aun jugando en Primera).
Pero pienso en las gansadas que acierto a escribir y las desecho. A veces, incluso, la frase es tan hecha que ni en broma. Por ejemplo, “que voy a decirte que tú ya no sepas” repugna, y yo no tengo la intención de perder amigos por el camino.
Yo no me mato a pajas. No escribo “ya no me mato a pajas" porque he prometido volver, pero vivo en una casa con las paredes de papel (lo de fumar tampoco es fácil, porque todos son de la liga antitabaco y, además, saben que dejé los cigarrillos hace un año: al fin llegó la cosecha) y las acometidas cotizan al precio del tomate.
En todo caso, venceremos.
Vivía yo con mi ausencia, estirando los días (Won se ha ido pero nadie ha vuelto) y acunando proyectos futuros, cuando el presente ha llamado a mi puerta. Las cosas se precipitan y hasta creo que, a pesar de las desventajas, es bueno que así sea: esperar es un verbo melancólico.
Tendré, pues, que ponerme con el inglés en serio (sobran las bromas respecto a que me gusta más el francés), ajustar unos cabos y cruzar los dedos. No vaya a ser que hablar demasiado atraiga la mala suerte.
Won no tenía entre 12 y 18 años, pero tampoco voy a explicar si tenía menos de una docena o más del mínimo que te cargaste hace unos cuantos años, cuando entonces sí tenía sentido (en absoluto pretendo ser un moralista, yo también tengo patillas y respiro). A mí me regalaron a Won como a otros le regalaron un tren eléctrico.
Por cierto, hago un inciso para que no se te circuncide la vista con tanto paréntesis y guión:
- El mío apenas echaba humo.
- Además: el Porsche de Rico (¿doce o quince billetes de los de antes?, manda carallo) nunca funcionó; siempre he sospechado que mi madre, de una manera u otra, nunca terminó de creérselo (el defecto de fábrica, vamos), pero yo sé que por ahí hubo mas quejas. Tengo un primo al que tampoco le furruló (ojo con la modernidad del coche, porque el mando a distancia no tenía un cable que lo uniese al deportivo, como le ocurría al clasico Mercedes –ese sí que sí– también de Rico: en este caso, lo malo es que había que correr la hostia).
- Intento recordar: creo que por ahí hubo otro aparato fallido, pero no lo alcanzo. Ah, sí, el tren de los Coman Boys, o Airgam Boys (eran como unos Cliks de Famobil pero mas pequeños y refinados, no recuerdo muy bien el nombre): el caso es que era un tren cojonudo (grande, eso sí, porque medio cabían los muñecos, aunque la red ferroviaria era escasita) pero con una corta esperanza de vida. Mi madre incluso me dice ahora que siempre tuve unos buenos reyes. Qué le voy a decir.
A mí me regalaron a Won como a otros le regalaron un tren eléctrico, decía, pero ella también se fue y no me dejó ni un copo de humo (ése vino después y no precisamente por tren). Fueron buenos tiempos para la lírica (mayormente haikus) pero, tras su marcha, mis días se convirtieron en una tierra baldía.
He ido a muchas exposiciones en otras tantas galerías del West End y del East End (la zona ésta, muy interesante), he visto en pantalla grande el Decálogo de Krysztof Kieslowski (me perdí el tercer y el cuarto mandamiento por motivos de curro, que anda más bien escaso), he bebido muchas pintas y también he dejado de hacerlo (el espejismo duró diez días, pero la reanudación ha sido muy suave: la pipa prometía y yo no quería tener deudas con ella), he caminado en soledad.
Ayer, por cierto, me fui de birras con londinenses. Suena a chino (aunque hablaban inglés) pero no es nada, nada fácil. Creo que nos entendemos. Estuvo bien. La historia es que, durante el London Week Design Festival, me acerqué a un espacio de arte (llamemosle así, sin entrar en consideraciones tipo underground, alternativo o independiente, que hace años que han visto desvirtuado su significado) y, en un edificio anexo, vi una puerta abierta, unas escaleras empinadas y, en el segundo piso, mi café.
Allí conocí a Matthew, que organiza pases de vídeos y cortos los martes (ayer me presentó a sus colegas como “un habitual” del sarao, si entendí bien, claro, que éste habla como los patos, el cabrón: es buena gente, se le ve en cara, pero la dicción no es su fuerte), y me comentó si quería tomarme unas pintas.
Dejé atrás el capuccino (bueno, lo engullí de un sorbo, y lo de capuccino es un decir) y le pedí, en un requiebro que ni quiero recordar, el teléfono a ella. Trabaja allí.
Laura tiene truco (o, lo que es lo mismo, novio). Laura es malagueña y morena.
Aunque parezca mentira, te leo todos los días. Todos. Pero lo hago a hurtadillas, escribiendo de tapadillo, por la puerta de atrás. En ocasiones, me animo a teclear algo (casi siempre respondo mentalmente o me reenvío un mensaje) pero después lo pinto de blanco.
Más nada.
Me voy pero vuelvo, aunque ahora me lleve el viento.
Matías Bruñulf desde el Cyberchino, Camden Town.
Sin título (Carta pretérita a Xurxo Chapela).
Publicado el martes, 25 de enero de 2005, a las 18 horas y 09 minutos
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HAY OTROS CHINAFLAT, PERO ESTÁN EN ÉSTE. Hoy estoy disgustado. Mis acercamientos a Lin son liliputienses. Esta mañana he sabido que mi ecobarbie favorita mora en un apartamento de Camden Town con varios paisanos. Chinos, se entiende.
Desconozco la cantidad pero no la calidad: para ella, si falta uno de sus coinquilinos no se pone el sol. Como explicarlo sin que se me rasgue la voz…
Lin… tiene… novio.
Mientras le extraía con paciencia oriental tamaña y fúnebre noticia, me sentí como un dentista extirpando las muelas del juicio a una florecilla amarilla. La sentencia no tardó en llegar: me declaré culpable.
Culpable por no percatarme de que la inabarcable belleza de Lin tiene cancelas.
Culpable por no intuir la presencia vigilante de un pastorcillo republicano, socialista y popular.
Culpable por no darme cuenta de que hay otros Chinaflat, pero están en éste.
En fin, a medida que encajaba una interrogación con otra, me sentía inocente inocente. Inesperadamente, ella, insensible, dejó escapar por su boquita de grosella la palabrota boyfriend.
Entonces, mi rostro se volvió rojo y, por un puñetero instante, me sentí cercano a ella.
Publicado el miércoles, 26 de enero de 2005, a las 13 horas y 49 minutos
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DESDE EL SAVOY... Era muy tarde aquella noche en el club y si la recuerdo es porque aquélla fue una de esas mujeres que te hicieron mella porque eran capaces de soñar con hambre.
José Luis Alvite. Almas del nueve largo.
Publicado el jueves, 27 de enero de 2005, a las 18 horas y 00 minutos
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CONTRA MAO Y MAREA. La vida en Chinaflat, no es especialmente dura, pero a veces se antoja lacrimógena. Estoy en mi habitación azulada y, de repente, me empiezan a llorar los ojos. ¿Qué hoces pasa?
Sí, son La Canija y El Largo, que contraatacan desde la cocina, único lugar común en estos sesenta metros cuadrados. La feliz pareja se las trae: las especias, en concreto, de la China.
Ellos no llevan máscara porque, los muy desequilibrados (canija y largo, claro), están acostumbrados, pero yo no puedo hacer otra cosa que toser y toser, llorar y llorar, acordarme y echar de menos a la cebolla, una santa en comparación con lo que se cuecen estos.
Quiero pensar que utilizan guindilla, pero me parecería cruel acusarla sólo a ella de que el apartamento se convierta en una cámara de gas. En fin, abro la ventana, salgo al pasillo y toso, a ver si se enteran, pero como toso en gallego y, a veces, también en español, estos no me entienden. Saben Lepe... Uhm, ¿cuál será el Lepe chino?
Queda anotado.
Adjuntaré dicha observación en Mi investigación más preciada. A saber:
La Canija y El Largo van, a todas horas, juntos al water, porque aquí bañera y taza están segregadas.
"¡Cómo se quieren!", pensarán algunos. "¡Les pone!", pensarán otros. "Me temo que La Canija tiene miedo", dirá el más cauto. Joder, a juzgar por el número de pasitos que da antes antes de llegar, rauda y veloz, al excusado, no me extraña. O eso, o que la chiquilla le tiene mucho apego a la porcelana. Pero no, porque la performance se repite todos días, y quiero pensar, porque tengo mis sospechas, la verdad, que en el water (apenas un metro y medio cuadrado) hay dragón encerrado...
Rebusco en mis viejas anotaciones para Mi investigación más preciada:
“Pronto retomaré lo de los chinos (material confidencial), pero mientras debo investigar (¿espiar a un espía tiene algún año de perdón?) qué carallo pintan los dos estudiantes (chico y chica) de la London School of Economics encerrados siempre juntos en el WC.
¿Es su laboratorio de fotografía clandestino?, ¿preparan armas químicas los muy hijos de puta?, ¿se cambian las caretas para desdoblarse en sus funciones?, ¿sufren o sienten placer compartiendo rumores y secreciones?
Si se diese el segundo caso, ¿a quién le gusta mirar?, ¿a él o a ella?, ¿sólo miran?, ¿les gustaba ya antes o le cogieron gusto tras la convivencia forzada por la agencia de inteligencia (aunque estos me parecen cada día más tontos) china?
Pero ¿les mandan de verdad sus jefes ir siempre juntos al baño, sea la hora que sea, o es que ellos son así?”
Como diría Millás, qué raro es todo.
Publicado el viernes, 28 de enero de 2005, a las 15 horas y 17 minutos
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DESDE LOS TERRITORIOS DE JARABO... Mi corazón
está en el mar de la China
entre sargazos y brillantes peces abisales
mi corazón soy yo
anegado y desnutrido
mi corazón está presente
en cuanto pasa por mis ojos
y sé que me debo a la insulina
con nombre propio: el de algunas mujeres
todas con espinas.
No soy la acción ni soy la calma
soy aquel que recuerda
sin haber vivido
y mienta la palabra pecado sin temerla
no soy la ciudad de Jericó
sino la cabaña diminuta
azotada por los vientos del desierto
y toda la belleza inútil
que los yanquees destruyeron
en Gettisburg.
Ada del Moral. La palabra en la mano.
Publicado el sábado, 29 de enero de 2005, a las 18 horas y 56 minutos
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HAY OTROS CHINAFLAT PERO ESTÁN EN ÉSTE (II). En el 214, camino de King’s Cross, viajan dos chicas sudamericanas. Una, mexicana, le dice a la otra, recién llegada, a juzgar por sus delatoras maletas:
- Pues yo vivía con chinos.
- ...
- Pagaba 440 libras al mes.
- ...
- Ya, pero con mi novio eran 880.
- ...
- Y, por encima, nos enteramos de que la casa costaba esa misma cifra.
- ...
- Ya me dirás... Les estábamos pagando el alquiler y no nos dejaban usar los “servicios”: ni lavadora ni agua caliente.
- ...
Trago saliva, me paro antes de llegar a Camden High Street, sorteo varios autobuses (todavía) de dos pisos y me planto en la panadería que hornea mi brownie (de chocolate) favorito. Con el bizcocho en una mano y con el faro de un taxi king size en la otra, a punto de comérmelo, alcanzo el Electric Ballroom.
Me creía superviviente cuando, de repente, suena el teléfono...
Publicado el lunes, 31 de enero de 2005, a las 16 horas y 00 minutos
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